Estados alterados

La crisis por coronavirus generó importantes consecuencias emocionales en los jóvenes relacionadas, en su mayoría, a estados de ansiedad y depresión. Carlos Tkach, profesor de la Facultad de Psicología, sostiene que “la pandemia produjo la vivencia de una especie de suspensión del tiempo y la vida cotidiana se volvió incierta revelando que la incertidumbre es una condición inevitable de la vida humana”.

La situación generada por el Covid-19 ocasionó una emergencia sanitaria con medidas políticas sin precedentes en todo el mundo. Sus efectos son diversos y pueden detallarse a nivel económico, social y psicológico. En este último caso, el distanciamiento social y el estado de incertidumbre por el cual atravesamos, son factores claramente condicionantes.

Diversos estudios y reportes dan cuenta que, durante la crisis del Covid-19, los jóvenes presentan más síntomas de ansiedad, depresión y trastornos somáticos. Carlos Tkach, profesor de la Facultad de Psicología, explica que “hay que entenderlos como una reacción a la situación real que ha provocado un estado de disrupción y privación en la vida cotidiana previsible que se venía viviendo”. 

Para Tkach “Más allá de las complicaciones y vicisitudes comunes anteriores a la pandemia todos vivíamos con la suposición de un continuidad previsible con el que nos protegíamos de las inevitables incertidumbres. Una buena parte de dicha suposición se comprobaba realmente puesto que las cosas funcionaban”.

Pero un día todo cambió. O se detuvo. Tkach sostiene que “la pandemia produjo la vivencia de una especie de suspensión del tiempo y la vida cotidiana se volvió incierta revelando que la incertidumbre es una condición inevitable de la vida humana”. 

Sobre la ansiedad y la depresión

Carlos Tkach cuenta que “la ansiedad es un estado de inquietud y de vivencia de peligro indefinido de perder nuestros apoyos.  Se produce porque los pisos de nuestra existencia tambalean. En muchos casos puede convertirse en un estado de angustia traumática aguda o crónico”.

Tkach agrega que “la depresión durante este período implica sentimientos de tristeza y dolor por las pérdidas sufridas de aquello que se tenía y, también, por  todo lo que se suponía que iba a ocurrir en el año y no pasó”. 

¿En cuanto influye la situación económica? Tkach asegura que su aparición, como desencadenante de estos estados, “pone de relieve el registro de la realidad que tienen los jóvenes porque son conscientes de los daños ocasionados en las condiciones de subsistencia”. 

Tkach aclara que en relación a las nuevas generaciones “es fundamental entender y atender sus estados anímicos actuales y sus visiones del mundo” y agrega que “los estados anímicos de los jóvenes, también y en gran medida, hay que entenderlos como efecto y respuestas en interacción con lo que suponen, ven, entienden y cuestionan del mundo adulto”.

La gente del futuro y un presente tan duro

Carlos Tkach afirma que “el mayor pesimismo hacia el futuro es una respuesta que muestra la desilusión por la caída de las expectativas producidas por la situación actual. Fundamentalmente es una respuesta a la incertidumbre que no se tolera, que se vuelve certidumbre de un final sin esperanzas”. 

En estas situaciones, Tkach advierte que se corre el riesgo de “desestimar las capacidades de luchar y no dejarse vencer por las adversidades y crear e inventar nuevas opciones para seguir adelante”. Este factor no debe ser pasado por alto, Tkach sostiene que “la disminución de las motivaciones son un índice de pérdida de los deseos y entusiasmos que motorizan las acciones hacia un futuro proyectado por cumplir y realizar. La oscilación de estados depresivos dejan una pérdida o disminución del gusto por el vivir y de los sentidos de la vida de cada uno”.

Otro factor a considerar, asegura Tkach, es que “en muchos casos las ansiedades y estados depresivos actuales son también un acentuamiento y actualización de similares estados latentes previos o que ya se estaban en presentes antes de la pandemia con sus efectos potencialmente disruptivos y traumatizantes”.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Tkach aclara que “las posibilidades de contar con ayudas en estos períodos son fundamentales para poder atravesarlos, sentir que se puede contar con el acompañamiento de los seres queridos. Y por supuesto, la ayuda profesional psicológica puede cumplir un papel esencial para afrontar los estados de angustia y depresión que provoca la realidad actual y, de esta forma, poder discriminar la apreciación de las realidades actuales de las distorsiones inevitables que se producen por los sentimientos de ansiedad y depresión”.

Acerca del entrevistado

Carlos Eduardo Tkach

Doctor en Psicología, UBA

Actualmente Director del Programa de Extensión “Atención de niños privados del cuidado parental”, Facultad de Psicología, UBA

Ex Profesor Adjunto Regular de Clínica de niños y adolescentes y Ex Profesor Titular a Cargo de Psicopatología Infanto-Juvenil, Fac de Psicología, UBA

Actualmente Docente de Posgrado de Carreras de Especialización y Maestrías en las Universidades Nacionales de Buenos Aires, La Plata, Tucumán y Rosario.

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