¿Cuáles son los desafíos de la UBA en su Bicentenario?
La UBA tiene que partir de su pasado virtuoso, de la potencia que tiene su presente y así proyectarse hacia el futuro, de cara a las nuevas realidades y desafíos que nos da el siglo XXI.
La incorporación de la tecnología de información y comunicación al proceso de enseñanza y aprendizaje que veníamos haciendo y que la pandemia puso de relieve de manera más manifiesta; la internacionalización de la educación, que es un rasgo característico de los últimos años en la Universidad, y que nos permite estar conectados a nuestros estudiantes, docentes e investigadores con los principales centros de investigación de todo el mundo; la capacidad de ir actualizando nuestros contenidos curriculares de todas las materias, acorde a cómo se transforma el conocimiento en esta nueva era; temas como el medio ambiente, la igualdad de género, la ciencia de datos, la inteligencia artificial, el desarrollo e interacción entre el mundo científico y el productivo, son algunos de los pilares que tenemos que seguir apuntalando en este año del Bicentenario.
¿Cómo será la organización de los eventos en torno al Bicentenario?
La pandemia nos impacta en todas las cuestiones de nuestra vida cotidiana. No nos imaginábamos llegar a los 200 años atravesando una situación tan compleja y dramática. Por eso tuvimos que repensar cómo va a ser esta conmemoración, cómo vamos a poder interactuar desde la universidad hacia adentro y hacia afuera, porque la UBA básicamente se sostiene por la sociedad, que con su esfuerzo le da la posibilidad a quienes transitamos por sus aulas de desarrollarnos. Entonces, tenemos que devolverle a esa sociedad lo mejor desde el punto de vista científico y profesional.
El 12 de marzo pasado iniciamos una serie de conmemoraciones del Bicentenario en la Manzana de las Luces, que fue donde se fundó la UBA. Tuvimos el honor de contar con la presencia del Presidente de la Nación, del gobernador de la Provincia de Buenos Aires y del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Estas tres figuras, egresadas de la UBA, muestran que en nuestra Universidad se forman políticos con ideologías diferentes, con pensamientos diferentes, y expresa muy bien el ideario de esta Universidad, que fue creada con el objetivo de formar a las futuras clases dirigentes.
Luego de este evento, seguiremos celebrando hasta llegar al 12 de agosto, día que se conmemora la creación formal de la Universidad. Esperemos que la pandemia nos permita realizar actividades con algún tipo de presencialidad los festejos presenciales que tenemos previsto y que incluyen recitales en vivo y actividades culturales. Además, vamos a entregar un reconocimiento a 200 personalidades de la universidad, y haremos una muestra itinerante de estas personalidades. También tendremos una serie de lanzamientos digitales que mostrarán la modernización de la gestión académica administrativa de la Universidad.
En síntesis, las acciones celebratorias que tenemos pensadas son una combinación de historia, presente y futuro de nuestra Universidad, y la idea es poder compartirlas con todo el pueblo argentino.
La UBA se creó en 1821, ¿Qué transformaciones ha experimentado en estos 200 años? ¿Cuáles han sido los principales aportes de la UBA en este periodo?
La UBA es la representación más acabada de una institución marcada por la inclusión, la movilidad social ascendente, la gratuidad como símbolo y motor de esa movilidad, la masividad, la calidad en la enseñanza, la posibilidad de generación de conocimiento y la internacionalización que nos pone en contacto con los principales centros de educación y científicos de todo el mundo.
Estas características y valores hacen de la UBA una organización única, diversa, con aportes múltiples y ello se refleja en nuestros premios Nobel, en nuestros investigadores e investigadoras de reconocida trayectoria internacional, en la alta valoración que tienen las universidades del exterior y en el mundo académico internacional sobre los graduados y graduadas de la UBA.
Ha sido un proceso que se fue gestando a través de estos 200 años. Es un patrimonio que lo hemos construido con el esfuerzo de todos y todas, y que claramente demuestra que la UBA es una de las instituciones de nuestro país que más trasciende a nivel internacional.
¿Qué le diría a alguien que quiere iniciar sus estudios universitarios en la UBA? ¿Por qué debería elegir la UBA?
AA cualquier joven que quiere comenzar sus estudios universitarios le diría primero que haga lo que crea que le gusta y para hacerlo lo tiene que hacer de la mejor manera posible. Está claro que la Universidad de Buenos Aires le va a dar un diferencial que muy pocas instituciones educativas en el mundo y en el país le pueden dar. Si bien hay una cantidad de excelentes universidades públicas en nuestro país, la UBA se destaca por la calidad de sus docentes, la calidad de sus investigadores, la posibilidad de darle a los y las jóvenes que ingresan no solo los mejores conocimientos científicos, técnicos, profesionales, sino también una formación ciudadana con espíritu crítico. Hay una vida muy rica al interior de la Universidad, con debate permanente de ideas en los pasillos, en las aulas; debate de ideas no solo científicas o ligadas estrictamente con la enseñanza, sino también debate de ideas políticas y sociales. La UBA otorga un acervo cultural único y diferencial con respecto a otras universidades.
A pocos meses de que concluya su segundo mandato como Rector de la UBA, ¿Qué balance hace de su gestión?
Es muy difícil hacer un balance de la gestión en una organización tan compleja y diversa como la Universidad. Hicimos muchas cosas, hay muchas otras que todavía seguimos haciendo, y otras que, por supuesto, todavía nos quedan por concretar.
Lo más importante es que pudimos tener una gestión muy participativa, tanto para quienes acompañaron mi designación como Rector como para quienes no lo hicieron. Trabajamos de forma mancomunada; actualizamos más del 70 por ciento de los planes de estudio de todas las carreras; aplicamos progresivamente la virtualización en el proceso de enseñanza y aprendizaje, a través del sistema del Centro de Investigación en Tecnología y Pedagogía. Esto nos sirvió como motor para poder brindar clases virtuales con distintos grados de desarrollo en las 103 carreras de la Universidad, y poder alcanzar con esta herramienta a más de 300.000 estudiantes.
También pudimos avanzar en otros proyectos estratégicos: apuntalar la internacionalización de nuestra Universidad y conectarnos con más de mil casas de estudio de todo el mundo, donde estudiantes, docentes, investigadores, investigadoras, que año a año hacen intercambios respaldados por proyectos y becas que la UBA puso en vigencia.
Para que esto fuera un hecho concreto, reforzamos como nunca, con mayor presupuesto, las áreas de investigación, para que dentro de la universidad podamos seguir manteniendo una política de apoyo a los centros e institutos de Investigación.
Además, ampliamos y consolidamos la conexión con el mundo productivo a través de nuestra unidad de vinculación científico-tecnológica. Creamos la Escuela Técnica de Lugano, un logro sin precedentes en la Universidad de Buenos Aires. Nuestras escuelas secundarias son, como lo llamamos en el Estatuto, experimentales. Nuestro objetivo fundamental es la educación superior, y en estas escuelas experimentales se pueden ir viendo modelos alternativos de gestión académica que ayuden a mejorar nuestro sistema de enseñanza media preuniversitaria.
La Escuela Técnica de Lugano es la primera de su tipo de la UBA. En ella, los y las estudiantes se reciben de técnicos en mecánica, en robótica, etc. Además tiene un diferencial: se implementó en una de las zonas más vulnerables de nuestra ciudad, en Villa Lugano, en contacto estrecho con la Villa 11-14 y muchos de sus estudiantes provienen de esos barrios.
Hoy tenemos el orgullo y la alegría de que la primera camada de esos estudiantes se está egresando para entrar al mundo universitario, logrando esa movilidad social ascendente, de personas que se veían rezagadas y hoy pueden cambiar su destino. Eso lo pudo hacer la UBA con un sistema inclusivo y de calidad. Los estudiantes de esta escuela han ganado diversos premios internacionales, motivo por el cual estamos recontra orgullosos.
También creamos una Escuela Preuniversitaria en Escobar, la primera en la Provincia de Buenos Aires, siguiendo el camino de la Escuela Técnica de Lugano. Estos son algunos de los principales logros que quiero destacar de mi gestión.
¿Qué es la educación pública para Argentina?
La educación pública en nuestro país es el pilar fundamental del desarrollo, el camino para lograr la igualdad de oportunidades y para la generación de una sociedad más inclusiva y más igualitaria. El derecho a la educación, para quienes la concebimos como un derecho humano, es un bien público y social y un deber indelegable del Estado. Es la principal inversión que debe realizar el Estado en todos sus niveles, porque un pueblo educado es un pueblo con futuro, fundamentalmente en esta sociedad del conocimiento.
Sin educación, sin generación del conocimiento, nuestro país no tendría destino. En la Argentina tenemos una educación pública vigorosa, una educación pública con una comunidad comprometida para que se siga desarrollando. Y a pesar de la volatilidad de nuestros problemas políticos, sociales o económicos, la educación pública sigue siendo uno de los activos, sino el activo más importante, que tiene nuestra sociedad.
¿Cómo describiría, en pocas palabras, a la UBA?
Ingresé a la UBA recién cumplidos los 18 años y desde entonces pasé toda mi vida en esta Universidad. Primero como estudiante, después como auxiliar docente, hice toda mi carrera académica hasta llegar a ser profesor titular por concurso. Me dediqué a especializarme en el área de Administración, tanto académicamente, con una maestría y un doctorado, como en lo profesional. Paralelamente realicé investigaciones.
Llegué a tener los puestos de gestión más importantes en la Universidad como decano de mi Facultad y rector de la Universidad. ¿Qué quiero decir con esto? Que lo que siento es un enorme agradecimiento por esta institución, porque me cambió la vida. Porque de una persona proveniente de una familia humilde, de un padre trabajador del ferrocarril, y una madre ama de casa, fui la primera generación de profesionales en la familia. La UBA cambió mi vida, la vida de mis hijos y la de todos los que me rodean. Por eso, siento un enorme orgullo por pertenecer a esta institución única, de calidad, inclusiva, que le cambia la vida a miles y miles de chicos y chicas de nuestro país.
¿Qué implica ser rector de la UBA?
Es un orgullo único y una responsabilidad enorme. Además, siento una gran alegría de que mis pares y los claustros me hayan elegido democráticamente en dos oportunidades para conducir los destinos de la Universidad más grande de nuestro país. Para una persona que proviene de la educación pública y que quiere la educación pública, llegar a tener este puesto es un orgullo único. Lo voy a tener presente como una alegría a lo largo de toda mi vida.