Ante la celebración del Día Internacional de la Democracia dialogamos con el doctor en Derecho, Pablo Luis Manili, profesor Titular de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho.
¿Cuáles son los antecedentes de esta conmemoración en Argentina y el mundo?
En el año 2007 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 15 de septiembre como el Día Internacional de la Democracia. En la Argentina venimos recordando, desde 1983, la recuperación de la democracia el día 30 de octubre de ese año, en que se realizaron las primeras elecciones después de siete años de dictadura, o bien el 10 de diciembre en que asumió el nuevo gobierno democrático, encabezado por el Dr. Raúl Alfonsín
La preocupación por la democracia está presente en los organismos internacionales desde hace décadas: así como la ONU estableció ese día, la Organización de los Estados Americanos (OEA) promovió la adopción de la Carta Democrática Interamericana, de la que acaban de cumplirse 20 años el pasado 11 de septiembre.
Y hoy ¿En dónde debemos poner el foco de atención?
Estas efemérides nos deben llamar a la reflexión en cuanto a qué es la democracia y qué tipo de democracia debe buscarse. A comienzos de la década de 1980 se entendía a la democracia como ausencia de dictadura: frente al panorama desolador de una Latinoamérica asediada por golpes de estado y gobiernos militares, se visualizaba a la democracia solamente como una salida electoral a esa opresión. Pero la gesta democratizadora llevada a cabo durante esa década —que fue encabezada por la Argentina— dejó en claro que la democracia es mucho más que eso. Ese era solo el primer paso, pero el concepto de democracia es más profundo y más rico que la mera formalidad de ir a votar cada dos o tres años. La democracia debe garantizar una cuota de igualdad y de acceso a la alimentación y a los servicios básicos de salud y educación para todos. la democracia es un valor en sí misma, no es una cuestión meramente procedimental o formal
No puede haber democracia real con desigualdad social, ni con la mitad del país sumido en la pobreza (dado que no hay democracia sin solidaridad). No puede haber democracia cabal con una deuda externa exorbitante (dado que no hay democracia sin desarrollo). No puede haber democracia con esquemas de corrupción estructurales en el sector público (dado que no hay democracia sin ética).
La democracia siempre ha enfrentado desafíos ¿Cuáles son los actuales?
Las amenazas actuales a las democracias son de todo tipo, y no se limitan a las ya expresadas (pobreza, desigualdad, deuda externa, corrupción, etc.). Debemos solucionar aún los desafíos que trajo la crisis sanitaria que aqueja a la humanidad desde principios de 2020, el problema de las noticias falsas (fake news), el de la utilización de la justicia para persecuciones políticas (lawfare), el de la politización de la justicia y —sobre todo— el de la educación democrática. He allí el que para nosotros es el principal problema: es necesario educar al pueblo respecto de qué es lo que se vota, para qué sirve ese voto y a quién se vota. Es inconcebible, en el siglo XXI, que, para acceder a cualquier trabajo haya que presentar un currículum, pero para ser candidato a un cargo electivo pareciera no importar ni el currículum ni el prontuario del candidato, sino sólo su imagen mediática, sus slogans, sus jingles de campaña, etc. En los albores del constitucionalismo se esbozó el célebre brocárdico de la revolución francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Hoy deberíamos agregar un cuarto término: Educación. Se trata de una tríada inescindible y no puede haber democracia si no se dan las tres condiciones simultáneamente. Una libertad sin igualdad no sería democrática y las dos primeras sin la fraternidad tampoco serían suficientes. Porque en definitiva la democracia es una forma de fraternidad: es reconocer que las distintas facciones o partidos políticos que coexisten en una sociedad solamente tienen una parte de la razón y una parte de la verdad. Pero la verdad colectiva la tenemos que construir entre todos a través del diálogo.