Un equipo de especialistas, entre las cuales se encuentra la investigadora Ana Sol Peinetti del Instituto de Química, Física de Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE) (UBA – CONICET), desarrollaron un test que permite diferenciar virus que están en estado infeccioso de aquellos que ya fueron inactivados, entre ellos el de SARS-CoV-2. El método es aplicable a distintos tipos de muestras: saliva, suero y agua, entre otras.
¿Cuál es la cualidad específica de este dispositivo? Peinetti explica que “el test usa una tecnología totalmente distinta a los que hoy en día son los más comunes como el PCR o el test rápidos de antígenos. Está basada en dos componentes: por un lado, moléculas de DNA muy específicas que actúan como un análogo a los anticuerpos y una tecnología de nanoporos de estado sólido que le da mucha sensibilidad”.
En cuanto a las demás ventajas, Peinetti comenta que “El test puede tener resultados entre treinta minutos y dos horas dependiendo del virus que queramos detectar. Además, detecta el virus sin pretratar la muestra, en el caso de nuestro test se toma la muestra que puede ser de saliva, se coloca en el prototipo y se mide, lo cual contribuye a la sencillez del proceso”.
Un poco de historia
¿Cómo se les ocurrió la idea de encarar un desarrollo así? “Al comenzar con el proyecto la idea fue abordar una pregunta que los tests actuales no pueden contestar: Si una persona sigue estando contagiosa o no y si un método de desinfección, aplicada sobre una muestra ambiental, es efectiva o no”.
Esa pregunta inicial surgió de viajes y estudios. Peinetti recuerda que “Cuando terminé el doctorado en el lINQUIMAE fui a hacer un posdoctorado en La Plata con el investigador Omar Azzaroni (Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) (UNLP-CONICET), quien también participó del desarrollo del test. En ese posdoctorado, aprendí a trabajar con la tecnología de nanoporos y luego a Estados Unidos a perfeccionarme en bioingeniería. Fue ahí dónde surgió la idea de combinar estas dos estrategias en el desarrollo de un test”.
Y de repente: la pandemia
El desarrollo de este test no comenzó ni es consecuencia del Covid-19. Peinetti dice que “Empezamos a trabajar hace tres años seleccionando estas moléculas de DNA para que puedan diferenciar si un virus está en estado infeccioso o no y las incorporamos en una tecnología de nanoporos que nos permite tener de manera mucho más rápida y con una igual sensibilidad que el test de PCR”.
“A fines de 2019, cuando el test estaba funcionando apareció el Covid-19 y entonces dedicamos un año y medio a aplicarlo este virus”, asegura la investigadora.
En ese momento, se enfrentaron a importantes desafíos. “Una de las dificultades que encontramos es que las muestras son de bioseguridad 3 y nosotros en el laboratorio tenemos bioseguridad 2 qué es un poco más común, por lo cual utilizamos un pseudo virus del SARS-CoV-2”, -explica la especialista-. “En este momento, colegas nuestros en Chicago trabajan con muestras reales y, también, están obteniendo resultados positivos. Otro problema que enfrentamos, es que cuando se toman muestras de pacientes lo primero que se hace es inactivarlas, lo cual dificulta conseguir muestras infecciosas”.
El presente y el futuro
Ana Sol Peinetti cuenta que, en la actualidad, “el dispositivo está en estado de prototipo y aplicamos a diferentes fuentes de financiación tanto nacionales como internacionales para pasar a la etapa de producción. Además junto con nuestros colaboradores en Alemania estamos trabajando en cómo escalar la producción de nanoporos con una tecnología que hoy es utilizada para generar membranas de filtración que se venden comercialmente”.
Para finalizar, Peinetti, se refiere a formas y usos del test: “al producto lo imaginamos en un tamaño y precio similar al glucómetro. Un dispositivo portátil que pueda utilizarse, con un mínimo entrenamiento, en hospitales, escuelas y medios de transporte”, finaliza.