Obesidad y sobrepeso en el Siglo XXI

Desde hace aproximadamente 45 años, debido a los hábitos de consumo y al aumento del sedentarismo, las cifras de obesidad y sobrepeso aumentaron a tal punto que, al día de hoy, se triplicaron en el mundo. Cada año, la Organización Mundial de la Salud, promueve la concientización sobre este tema, que, durante la pandemia, se vio agravado.

En el Hospital de Clínicas “José de San Martín” funciona un Departamento de Alimentación y Dietética que trabaja interdisciplinariamente con diferentes servicios y de manera personalizada con cada paciente. Para conocer más sobre esta temática, entrevistamos a la licenciada en nutrición, Alexa Gómez.

-¿Qué es la obesidad? ¿Cómo se considera o se determina?

La Organización Mundial de la Salud define a la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La determinación se realiza a través del Índice de Masa Corporal (IMC) que se calcula como peso/talla2. El sobrepeso se considera a partir de un valor de IMC de 25 mientras que la obesidad a partir de valores de IMC de 30. Sin embargo, para realizar el diagnóstico estos valores siempre deben estar acompañados de un aumento de masa grasa.    

-¿Es una enfermedad? ¿Por qué?

Hace tiempo la ciencia se viene planteando la pregunta de si la obesidad es una enfermedad. Diversos autores como Conway y Rene plantean que no se puede ver a la obesidad solamente como una condición médica o un factor de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

Por el contrario, se debe entender como una enfermedad, ya que es una disfunción fisiológica cuyo origen puede combinar factores ambientales, genéticos y endócrinos. Podemos analizar cómo el exceso de grasa corporal por sí solo aumenta el trabajo del corazón, de los pulmones e incluso afecta sistemas tan importantes como el endócrino y el inmune. Mediante esta determinación también se busca que se le dé a la obesidad la importancia que merece para su tratamiento integral y la cobertura de los gastos en salud que implica.   

-¿Tienen estadísticas acerca de la cantidad de personas obesas en nuestro país y en el mundo?

En nuestro país contamos con estadísticas locales que muestran la prevalencia tanto de sobrepeso como de obesidad. La última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) publicada en el año 2019 muestra que 4 de cada 10 chicos de 5 a 17 años presentan exceso de peso.

Un 20,7% corresponde a sobrepeso y un 20,4% a obesidad. Los números son incluso mayores en la población adulta, en la cual se determinó que casi 7 de cada 10 habitantes de la Argentina presentaron exceso de peso, donde 34% corresponde a sobrepeso y 33,9% a obesidad.

Otro dato alarmante es que desde el año 1975 las cifras de obesidad casi se triplicaron en el mundo. Si analizamos particularmente la obesidad también hay que resaltar que la OMS establece cifras promedio de 13% en la población adulta, mientras que los valores que reflejan nuestras encuestas nacionales alcanzan más del doble.

A nivel regional países como Chile, Uruguay, Venezuela y México presentan cifras nacionales similares a las de la Argentina. 

-¿Cuáles son las causas de que los números de personas con obesidad o sobrepeso hayan aumentado en los últimos años?

Cuando pensamos a la obesidad como enfermedad siempre hay que plantear tanto sus factores causales como su tratamiento de manera intregral y multifactorial. Dos pilares importantes que se deben analizar en relación al aumento de la obesidad que se está viendo a nivel mundial son: los hábitos alimentarios poco saludables y el sedentarismo.

La ganancia de peso viene acompañada de un balance positivo entre el consumo de energía (a partir de los alimentos) y el gasto que se realiza (actividad física). Sin embargo, esta solamente es una visión acotada de la problemática que supone la obesidad. Por eso, es importante tener en cuenta factores sociales, culturales e individuales que van a contribuir al desarrollo y expansión de esta enfermedad. Algunos ejemplos de cambios que se fueron dando en la población son el aumento:

  • del consumo de comidas rápidas o pre-hechas por falta de tiempo
  • de la realización de comidas fuera del hogar incluso parados o mientras se realizan otras labores
  • del consumo de alimentos ultraprocesados que además aportan una cantidad importante de calorías en poco volumen
  • del picoteo o del consumo de alimentos sin tener registro del mismo a causa del estrés y de la ansiedad
  • del uso de medios de transporte sedentarios
  • de la falta de actividad física por ejemplo por falta de tiempo 

-¿Qué sucedió durante la pandemia? ¿Ya se sabe si el sedentarismo incidió en el aumento de peso de las personas?

Este año no se puede dejar de mencionar el impacto que tiene la pandemia por el virus del COVID-19 en esta enfermedad. La encuestadora Ipsos, que realizó un relevamiento en 30 países a nivel mundial, a fines del año 2020, muestra que en Argentina un 40% de las personas encuestadas habían aumentado de peso en la pandemia.

Esta cifra nos ubica en 5to lugar y por encima del promedio mundial que fue de 31%. Estas cifras no se pueden explicar solamente por el sedentarismo, que puede estar relacionado con el confinamiento, ya que, si bien un 28% respondieron haber disminuido la cantidad de ejercicio realizado, un 27% refirieron lo contrario, haber realizado más ejercicio.

Los hábitos alimentarios adoptados durante la pandemia son entonces sumamente importantes para entender este fenómeno de aumento de peso que afecta a un número tan importante de personas. El picoteo, los ayunos prolongados seguidos de ingestas excesivas de alimentos, la incorporación deficiente de frutas y verduras, el consumo elevado de alimentos azucarados o altos en grasas saturadas, la preferencia de alimentos elaborados a partir de harinas refinadas, son algunos de los hábitos que pueden tener un impacto negativo en la salud y se deben trabajar en conjunto con cada paciente.

Estos hábitos poco saludables se pueden ver aumentados en un contexto de estrés y ansiedad como experimentaron muchas personas durante el confinamiento, durante el cual la comida podía representar un momento de disfrute.  

-En cuanto a los hábitos, ¿es importante que se haya sancionado la ley de etiquetado? ¿por qué?

Los hábitos previamente mencionados se van a trabajar en conjunto con los pacientes mediante la educación alimentaria y nutricional. Mediante la misma se busca que cada persona pueda realizar sus elecciones alimentarias de forma consciente e informada.

Es por eso que la Ley de Etiquetado Frontal de Advertencia y de Publicidad tiene como objetivo garantizar el acceso a la información y promover la autonomía de todos los consumidores. Para que puedan identificar rápidamente y de forma clara aquellos alimentos considerados no saludables por poseer un exceso de alguno de los siguientes nutrientes: azúcar, sal, grasas saturadas y grasas trans, según los parámetros de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS.

Esta medida de salud pública se realiza justamente en el contexto del aumento de enfermedades como la obesidad y debe ir acompañada de educación alimentaria y nutricional para que los consumidores puedan realizar elecciones conscientes e informadas.  

-En los últimos años, hay grupos (en su mayoría mujeres jóvenes) que están llevando adelante un movimiento contra la estigmatización de los cuerpos y contra los cuerpos hegemónicos, y entre otras cosas, alegan que el sobrepeso no siempre está asociado a la enfermedad. ¿Todas las personas con sobrepeso u obesidad están enfermas? ¿Existen cuerpos sanos con sobrepeso?

Cuando hablamos del exceso de peso como problema de salud multifactorial y que involucra diversos aspectos de la vida de una persona no se puede dejar de lado el problema de estigmatización en torno a la OB. La misma es definida como la devaluación de una persona en relación a su peso corporal.

Este hecho social viene acompañado de un ideal hegemónico de cuerpos según un único ideal de belleza que se acentúa en la era actual de lo digital y del cambio de imagen. Como sociedad se debe trabajar en los problemas de discriminación, favoreciendo la inclusión. Desde la nutrición se va a trabajar sobre la salud del individuo, concepto más profundo que la imagen corporal abordando no solo el tratamiento de enfermedades, sino haciendo hincapié en la prevención.

Por eso mantener un estilo de vida saludable que incluya hábitos alimentarios que promuevan la salud va a ser importante en todas las personas más allá de su peso corporal.  

Desde el hospital de Clínicas, ¿cómo se enfoca la obesidad?

Desde el Departamento de Alimentación y Dietética trabajamos la alimentación de los pacientes de forma individualizada. Es importante evitar la realización de dietas de moda, trabajando fundamentalmente en el cambio de hábitos para llevar una alimentación saludable a largo plazo, buscando así impactar de forma positiva en la calidad de vida de cada paciente.

Este trabajo se realiza en forma paulatina siendo la educación alimentaria y nutricional un pilar fundamental en el tratamiento. Además, se trabaja de forma interdisciplinaria con diferentes servicios tanto médicos como del equipo de salud para abordar esta problemática multifactorial.

Consejos y recomendaciones

En base al análisis realizado por el Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI) que comparó las recomendaciones de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPAs) con los datos de consumo obtenidos de la última Encuesta Nacional de Gastos de Hogares (ENGHo) se pueden dar las siguientes recomendaciones para la población general:

  • Aumentar tanto la cantidad como la variedad de frutas y verduras consumidas, eligiendo como mínimo 5 porciones por día
  • Preferir el consumo de productos a base de cereales integrales y aumentar el consumo de legumbres como, por ejemplo: arroz integral, avena, quinoa, pastas integrales, masas de tarta, empanadas o pizza integrales, lentejas, garbanzos, porotos, habas, soja, entre otros
  • Preferir lácteos descremados y cortes de carne magros
  • Variar el consumo de grasas saludables ya que se observó un consumo predominante de aceite de girasol que puede ser complementado por otros aceites como oliva, maíz, canola, frutos secos y semillas molidas 
  • Controlar el consumo de dulces y grasas que representó casi el triple del valor recomendado como máximo. El consumo de alimentos de este grupo es opcional ya que un consumo excesivo de los mismos favorece entre otros la ganancia de peso. Algunos de los alimentos de este grupo son: galletitas dulces y saladas, productos de pastelería, golosinas, snack, embutidos y chacinados, fiambres, achuras, carnes procesadas, helados, manteca, margarina, dulce de leche, aderezos industriales, entre otros
  • Aumentar el consumo de agua llegando por lo menos a 8 vasos por día

Un plan de alimentación adecuado a las necesidades de cada persona, realizado por un licenciado en nutrición va a tener como objetivo promover la salud y prevenir la enfermedad impactando así positivamente en la calidad de vida de cada paciente.

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