En el año 1975, la Asamblea de las Naciones Unidas propuso a todos los Estados declarar conforme a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales el Día Internacional por los Derechos de la Mujer. Desde entonces, cada año se conmemora una jornada de lucha, por su participación e igualdad en la sociedad global y en su desarrollo íntegro como persona.
La UBA acompaña el reclamo de todas las mujeres en cada uno de los ámbitos de la vida, así como en la búsqueda de mayor participación, equidad e igualdad de oportunidades.
El lema propuesto a nivel mundial para este año es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”. Son las mujeres y las niñas quienes sufren más el impacto de la crisis climática, lo que pone en relieve y profundiza la desigualdad de género que existe actualmente y la necesidad urgente de revertirla.
Mediante resolución y convocatoria explícita, las autoridades de la Universidad de Buenos Aires invitan a la comunidad universitaria y a la sociedad argentina “a reflexionar sobre la implicancia conmemorativa de esta fecha y exhorta la urgente implementación de políticas públicas tendientes a reconocer y permitir el liderazgo de mujeres y niñas…”.
Contra la violencia machista
Recientemente, la sociedad se vio conmocionada por un caso de violación en grupo a una joven de 20 años. Este no fue un hecho aislado, ya que la violencia se repite en Argentina y en el mundo.
En los dos primeros meses de 2022, en nuestro país, hubo 51 femicidios, incluidos 2 travesticidios. Esto equivale a un asesinato cada 28 horas. Los casos parecen no mermar con el paso del tiempo, dado que, en los últimos diez años, se produjo un femicidio cada 30 horas, según la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
A nivel regional, según datos de la CEPAL, durante 2020 se registraron 4000 femicidios en Latinoamérica. La pandemia parece haber agravado la situación, a tal punto de haber retrocedido más de 10 años, de acuerdo a datos de la ONU, en cuanto a derechos ya conquistados y consagrados de las mujeres.
Este 8 de marzo, ante esta situación y tras dos años, las mujeres se convocan y nuevamente toman las calles. No solamente para denunciar la violencia extrema, sino también, para visibilizar la desigualdad y la discriminación.
Según datos de la ONU de 2021, cerca del 60 % de las mujeres de todo el mundo trabajan en la economía informal, ganan menos, ahorran menos y corren un mayor riesgo de caer en la pobreza; las mujeres perciben un 23% menos que los hombres a nivel mundial, ocupan apenas el 24% de los escaños parlamentarios. 1 de cada 3 mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 200 millones de niñas-mujeres han sufrido mutilación genital.
En nuestro país, los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, dan cuenta de que las mujeres trabajan principalmente en sectores vinculados al cuidado, con una importante presencia de empleo informal e ingresos laborales más bajos. El servicio doméstico es la rama de ocupación con mayor índice de feminización en la Argentina.
En cuanto a la participación laboral, las mujeres acceden en menor medida que los varones a puestos de decisión y tienen ingresos inferiores. Solo el 4% de las mujeres que trabajan, ocupan cargos de dirección o jefatura, mientras que entre los varones el porcentaje es el doble.
En el campo de la investigación científica, el número de mujeres investigadoras ha aumentado notablemente en las últimas décadas. En Conicet, en el año 2007 los hombres sumaban 2657 investigadores, y las mujeres 2400; mientras que en 2020 la relación se invierte, siendo 5905 las mujeres y 5102 los hombres. Sin embargo, dentro del escalafón de asistentes, las mujeres llegan al 61%, y las investigadoras superiores, es decir, las que acceden al escalafón más alto, apenas llegan al 25% del total, cosa que se repite en la mayoría de las instituciones de la Argentina y del mundo.
¿Qué pasa en la UBA?
La Universidad de Buenos Aires inició un camino de deconstrucción hace ya varios años y, entre otras cosas, ha venido acompañando las demandas femeninas en el ámbito laboral y educacional.
Se trabajó en la concientización y capacitación de estudiantes, docentes y nodocentes sobre género, y se acompañó a través de la firma de acuerdos, resoluciones de Consejo Superior, convenios con organismos nacionales y el compromiso de todos los actores institucionales.
Algunas de estas propuestas de formación surgieron luego de que la Universidad aprobara en 2015, de manera unánime en el Consejo Superior la creación de un “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual”, -Resolución (CS) Nº 4043/2015- que entre sus objetivos se propone “garantizar en la Universidad un ambiente libre de discriminación de cualquier tipo y de hostigamiento y violencia por razones de identidad sexual, de género, clase, etnia, nacionalidad o religiosa, promoviendo condiciones de igualdad y equidad” y “adoptar medidas de prevención como principal método de combatir este tipo de acciones”.
Paridad de género
En el año 2019, a través de la Resolución (CS) N° 2099/19, el Consejo Superior de la Universidad aprobó por amplia mayoría el proyecto de paridad de género en las listas de candidatas y candidatos a representantes ante los órganos de gobierno de la UBA, a partir del cual, deberían ubicarse, de manera intercalada y consecutiva, mujeres y varones, desde la primera o el primer titular hasta la última o el último suplente, de modo tal que no haya dos personas continuas del mismo género en las listas.
La medida alcanza a los tres claustros que integran el Consejo Superior, profesores, graduados y estudiantes, por lo que constituyó un gran compromiso de parte de las autoridades de la Universidad en la búsqueda de mayor participación, equidad e igualdad de oportunidades.
Otra de las conquistas sobresalientes fue cuando, a través de la Resolución (CS) Nº 271/2020, se acordó que los diplomas a otorgar por la Universidad de Buenos Aires serían de acuerdo a la identidad de género de quien lo solicitara.
Capacitación
En 2017 se realizaron los primeros cursos de género y Educación Sexual Integral –ESI-, presentados por la Secretaría de Asuntos Académicos, con el asesoramiento y la colaboración del Instituto Interdisciplinario de Género de la Facultad de Filosofía y Letras y el apoyo y la participación conjunta de la Asociación de Personal de la UBA (APUBA).
Desde entonces se capacitaron 1180 docentes de la UBA, 360 docentes de escuelas secundarias de la UBA, 1000 nodocentes, 380 docentes de escuelas secundarias de CABA y Provincia de Buenos Aires y un total de 3392 estudiantes.
Ley Micaela
En 2019, el Consejo Superior a través de la Resolución (CS) Nº 1995/2019 estableció la capacitación obligatoria en temas de género y violencia contra las mujeres para todas las autoridades, docentes, investigadores, estudiantes y nodocentes que desarrollan actividades en la Universidad de Buenos Aires, en línea con lo que establece el artículo 1º de la Ley Nº 27.499.
Se encomendó a la Secretaría de Asuntos Académicos, con la colaboración de la Secretaría General a través de la Dirección General de Promoción y Protección de Derechos Humanos, el desarrollo de dicha capacitación obligatoria.
Asimismo, durante 2020 y 2021, y en el marco del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia del COVID-19, se resolvió que los cursos de género los realizaran docentes, nodocentes y estudiantes de la UBA. Como resultado, realizaron los cursos obligatorios 9158 docentes, 6916 nodocentes y 89962 estudiantes.
A partir de convenios varios, la Universidad también ofreció cursos autoadministrados a otros organismos del Estado.
Creando conciencia
Desde los órganos de representación gremial de la UBA, también se acompañó la política de concientización que inició la Universidad, respondiendo la demanda social de los últimos años.
La Asociación de Personal de la UBA –Apuba-, con el objetivo de fortalecer y profundizar este compromiso y lucha por la igualdad, la equidad de derechos y oportunidades, realizó distintas actividades de sensibilización y ampliación de derechos, charlas, conversatorios y capacitaciones, tanto de manera presencial como virtual.
Apuba aplica y cumple con el cupo sindical del 30% de mujeres en la composición de listas de representación y actualmente, se realizan encuentros y actividades tendientes a entender la relevancia de lograr un cupo laboral trans.
Además de acompañar y colaborar con la realización de los cursos para nodocentes, y participar de marchas, encuentros nacionales, fomentar la militancia femenina de compañeras nodocentes, se logró concretar el aumento de la licencia por maternidad y paternidad, así como la licencia por violencia o discriminación de género u orientación sexual, poniendo en claro que la concientización y sensibilización en temática de género son fundamentales, así como la implementación de políticas públicas efectivas para la prevención de la violencia y el acompañamiento eficaz a las víctimas.
En el Instituto Superior Facultar se intervinieron las currículas de las tecnicaturas, incluyendo la perspectiva de género.
Además, en los edificios de Rectorado y Consejo Superior se destinaron espacios de lactancia para que las trabajadoras nodocentes puedan hacer uso luego de reintegrarse de su licencia por maternidad.
Como homenaje a la memoria de las mujeres víctimas de la violencia machista, y para seguir creando conciencia, durante el año 2019 se comenzaron a instalar Bancos Rojos en diferentes edificios de la Universidad que representan el lugar ocupado por una víctima de femicidio.
Un largo camino
Hoy, en la Universidad de Buenos Aires, el 60,7% del estudiantado, el 52% de docentes y el 63,8% de quienes egresan son mujeres, con un 34% de representación femenina entre las autoridades, lo cual, marca una tendencia promisoria de mujeres universitarias y accediendo a puestos jerárquicos y representativos, más, si se tiene en cuenta el largo y difícil camino que atravesaron las pioneras.
La primera mujer en obtener su título de grado en la UBA fue Élida Passo, quien, en 1885, se recibió de farmacéutica, sin embargo, tuvo que recurrir a la justicia para continuar sus estudios en medicina, ya que se le había negado la inscripción, alegando las incomodidades que sufriría como mujer, al cursar con hombres.
Si bien no pudo recibir su título en Medicina, porque falleció antes de tuberculosis, Passo dejó abierto el camino para las primeras mujeres médicas, como Cecilia Grierson, que completó sus estudios en 1889 y con ella unas pocas mujeres que no solamente se dedicaron al estudio de la salud y puntualmente a ciertas patologías femeninas, sino que fueron activistas militantes feministas.
En 1927 María Teresa Ferrari fue la primera mujer designada como profesora de la UBA y se convirtió así en la primera docente universitaria del país y de Latinoamérica. Tras años de lucha por su condición de género, ocupó la cátedra de Clínica Obstétrica de la Facultad de Medicina.
En 1974 la pedagoga Adriana Puiggrós, asumió como decana en la Facultad de Filosofía y Letras, convirtiéndose en la primera mujer de la UBA en llegar a este cargo.
Al cabo de 200 años de historia y con pioneras que marcaron el rumbo en casi todos los campos, se ha hecho mucho por la igualdad de género y de oportunidades, pero aún queda mucho por recorrer.