La enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta, aproximadamente, entre el 20 y 30% de la población y sus tratamientos son muy limitados. Un equipo de investigadores de la UBA y del CONICET realizaron un trabajo cuyas conclusiones permiten la búsqueda de terapias que mejoren el tratamiento de esa condición. Al respecto, dialogamos con la doctora Silvia Sookoian, directora del Instituto de Investigaciones Médicas (UBA – CONICET).
¿De qué hablamos cuando hablamos de la enfermedad de hígado graso no alcohólico?
Se caracteriza por la acumulación anormal de grasa en las células del hígado y transcurre en estadios o etapas, las cuales tienen implicancias pronósticas diferentes, básicamente desde “hígado graso” o esteatosis- una entidad relativamente benigna y reversible mediante la intervención adecuada a un estadio más severo, cuya historia natural implica un pronóstico más serio y cuya reversibilidad estaría condicionada por múltiples factores.
Podemos decir que hasta el 30% de los pacientes que presentan esteatosis progresan a un cuadro más agresivo desde el punto de vista histológico, denominado esteatohepatitis (NASH), el cual se acompaña de inflamación, daño de los hepatocitos y, en su etapa posterior, fibrosis hepática.
Por otra parte, aproximadamente un 20% de los pacientes con NASH pueden progresar a la cirrosis, lo que resulta a su vez en un marcado aumento del riesgo de carcinoma hepatocelular e insuficiencia hepática terminal.
Además, la enfermedad se asocia con las comorbilidades altamente prevalentes que integran el síndrome metabólico (diabetes tipo 2, hipertensión arterial, obesidad y dislipemia).
¿Qué magnitud tiene la enfermedad?
Es reconocida, mundialmente, como la causa más frecuente de enfermedad crónica hepática, superando las cifras de prevalencia e incidencia de las hepatitis virales que han sido, hasta por los menos los últimos 10 años, la principal etiología de la cirrosis hepática y además, las principales causas de enfermedad crónica terminal y consecuentemente, de trasplante hepático.
¿Qué incidencia y prevalencia tiene en Argentina?
No podemos decirlo con certeza ya que no hay estudios poblacionales para evaluar las mismas. Sin embargo, es muy probable que la prevalencia en nuestro país ronde entre el 20 y 30%, tal como en otros países del mundo.
De hecho, la enfermedad de hígado graso no alcohólico es una entidad clínica altamente prevalente tanto en población adulta como pediátrica.
Y a nivel de tratamiento de la enfermedad ¿Cuál es el cuadro de situación?
Actualmente, los tratamientos de la enfermedad grasa del hígado son muy limitados porque están en etapas de experimentación y todavía no demostraron resolver la complejidad de la enfermedad y de las lesiones que presenta el hígado enfermo, tal como la fibrosis hepática.
El tratamiento actual consiste en corregir los factores de riesgo asociados, principalmente el sobrepeso, la diabetes, los disturbios en los lípidos y el colesterol en la sangre, y la hipertensión arterial. Habitualmente se realiza con dieta, ejercicio, y medicación adecuada para cada enfermedad asociada.
Este cuadro podría cambiar a partir de la investigación que desarrollaron…
Hace ya muchos años, el equipo, que lideramos junto al doctor Carlos Pirola, estudia los diversos procesos que llevan a que una persona desarrolle el llamado síndrome metabólico y particularmente, hígado graso, y a las formas progresivas de esta enfermedad, que en los casos de mayor gravedad pueden derivar en una cirrosis y eventualmente a lo largo de los años en cáncer de hígado si la enfermedad no se controla.
En el trabajo publicado en la revista del grupo The Lancet, denominada EbioMedicine, analizamos muestras de biopsias hepáticas de 116 pacientes que tenían diferentes estadios de severidad de la enfermedad, tomamos muestras de sangre para evaluar su perfil genético; hicimos análisis moleculares del microbioma tisular hepático y combinaron todos estos datos con la información clínica.
¿Qué resultados obtuvieron?
Encontramos que una proporción importante (alrededor del 7.4%) de la variación del perfil del microbioma bacteriano hepático estaría explicado por la suma de cinco variantes genéticas (PNPLA3, TM6SF2, MBOAT7, HSD17B13 y FGF21) que están ligadas al riesgo de enfermedad e ingesta de azúcares.
Estos resultados son un paso importante en la comprensión de los mecanismos moleculares de una enfermedad que se caracteriza por la inflamación del hígado y puede progresar a cirrosis e insuficiencia hepática, y podrían orientar estrategias selectivas de prevención y tratamiento.
Por otra parte, nuestros hallazgos permiten, también, avanzar en el entendimiento de cómo la enfermedad grasa del hígado se conecta con otras enfermedades muy relacionadas, y hasta podríamos afirmar que todas forman parte del mismo trastorno metabólico subyacente.
Por último, consideramos que la información revelada en nuestro trabajo, así como la línea de investigación en general permiten entender los mecanismos de la enfermedad. Pero tal vez lo más importante, es que esta investigación ofrece una plataforma sobre la cual evaluar futuras intervenciones terapéuticas. Específicamente, el perfil del microbioma hepático sugiere que las opciones terapéuticas, incluida la selección de probióticos, deben definirse con precisión de acuerdo con escenarios clínicos específicos, incluidas las características del microbioma del paciente y de la carga genética del mismo.
Sobre el estudio
La publicación se encuentra disponible de libre acceso en el siguiente link: https://www.thelancet.com/journals/ebiom/article/PIIS2352-3964(22)00042-1/fulltext
En el estudio participaron becarios (Adrian Salatino), profesionales Técnicos (Maria Florencia Quintanilla) del CONICET y profesionales de los hospitales Zubizarreta (Gustavo O Castaño) y El Cruce (Martín Garaycoechea).