El equipo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, salió campeón en las rondas nacionales de la competencia Jessup, y terminaron entre las mejores 16 de las rondas internacionales.
Recibieron premio al Mejor memorial de la parte demandada, y también el de la parte demandante, en la etapa nacional. Asimismo, una de las integrantes del equipo, Florencia Mastrorilli, fue premiada como mejor oradora de la competencia local.
En las rondas internacionales, la UBA terminó entre las 10 mejores , de los más de 300 equipos que compitieron en esa etapa. Ganaron premios al 2do mejor Memorial Respondent, que es la parte escrita de cómo armaron el caso para el demandante, y 14º en Memorial combinado Alona Evans.
Naciones en disputa
La esposa del embajador de Ravaria, en Antara, atropelló y mató a un joven, cuando conducía su auto en estado de embriaguez. Al revisar el automóvil, la policía descubrió evidencia que apuntaba a que Ravaria estaba financiando un movimiento independentista en Antara, y que habían autorizado una campaña de desinformación en redes sociales.
Esa es apenas una parte del caso internacional ficticio en el que deben trabajar las y los estudiantes que se anotan a la competencia Jessup de este año. Se trata de una disputa entre dos estados ficticios, Ravaria y Antara que, junto con la región de Suthan, fueron colonias de otro estado, Zemim.
Los participantes deben preparar y defender el caso para ambos estados ficticios, valiéndose del derecho internacional público, que es el que rige las relaciones entre todos los países del planeta. En este caso, Antara es la parte demandante, y Ravaria la parte demandada.
Dado que las redes sociales son parte del caso, el equipo de estudiantes de abogacía debe investigar qué leyes y acuerdos internacionales existen sobre el ciberespacio, y construir un caso para la parte demandante, y otro para la demandada. Luego deben defenderlos frente a un jurado, a la vez que compiten contra otra universidad para ver quién lo defiende mejor.
Estas competencias de uno a uno se llevan adelante a lo largo de muchas rondas. Primero son entre universidades nacionales, de las cuales se anotaron unos 700 equipos de más de 80 países distintos. Las mejores de cada país son las que pasan a las rondas internacionales. Este año lograron pasar unos 300 equipos.
La Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires suele salir campeona en la etapa nacional, y ha conseguido buenos resultados en la internacional desde 2000, en que comenzó a participar. Varias veces llegaron a octavos, cuartos y semifinales, y en 2016 salió campeona mundial.
Derecho internacional
El equipo de estudiantes de la UBA está formado por Florencia Mastrorilli, Stefania Vujovich, Sofía Galati, Melina Muñoz y Felix Samoilovich. Apoyados, acompañados y entrenados por las dos tutoras académicas Johanna González y Tamara Bustamante, ambas abogadas y docentes de la UBA.
La idea detrás de la competencia Philip C. Jessup International es la de aportar una experiencia práctica intensa a estudiantes avanzados de la carrera de abogacía. Los participantes deben pasar más de nueve meses con el caso, preparándolo y defendiéndolo en una gran cantidad de instancias.
La competencia de este año comenzó a gestarse por julio de 2021, con la selección del equipo. “La pre selección es como un mini Jessup de un mes y medio de mucha intensidad”, explica una de las tutoras, Johanna González. De esa primera etapa sale el equipo de cinco que va a representar a la facultad en la competencia.
“Primero tenemos una parte escrita, en la que entregamos memoriales, a la que le sigue la etapa oral en la que tenemos rondas con equipos de otras universidades”, cuenta Melina Muñoz. “Cada ronda oral es como una simulación de una audiencia ante la Corte Internacional de Justicia en la que nos toca defender a la parte demandante, o a la demandada”.
“Entre nosotros nos organizamos con roles”, agrega Felix Samoilovich, “dos hacemos la parte demandada, otras dos la parte demandante, y Melina es la counsel, que sería como la capitana, que siempre está en los dos equipos”.
“Si bien la parte competitiva es contra el equipo de otra universidad, hay criterios objetivos que los jueces usan para ver qué tanto sabemos de derecho internacional, de los hechos, y qué tanto dominamos el caso”, continúa Samoilovich. “Así es que debemos probarnos nosotros mismos, pero a la vez, hacerlo mejor que el otro equipo, para poder pasar a la siguiente ronda”.
“La organización de la competencia decide, por sorteo, en qué rol nos tocará competir, si el de demandante, o demandado. Por eso nosotros nos preparamos para ambas posibilidades. Si tenemos suerte, te avisan 24 horas antes de competir qué rol te va a tocar”, aporta Melina Muñoz.
“En esa etapa se hace un intercambio de memoriales escritos”, explica Felix Samoilovich. “Si nosotros somos parte demandante, nos mandan el memorial de la parte demandada y viceversa. Y en base a eso tenemos una pequeña preparación para luego poder hacer la defensa oral”.
“En términos muy generales, el caso que tenemos que defender en las rondas de competencias es sobre la aplicación del derecho internacional en el ciberespacio, que es algo que al día de hoy no está regulado”, explica Melina Muñoz.
“Entonces –continúa- los equipos de cada universidad deben ver qué ideas sacan para ver cómo se aplicaría el derecho internacional a un ámbito que todavía no está regulado. Hay mucho escrito, pero no existe ningún tratado”.
Felix Samoilovich explica que: “Así es que tenemos que ver cómo aplicar normas que se crearon hace 50, 70, 100 años, para este mundo nuevo, para algo como el ciberespacio que no estaba contemplado cuando se crearon las normas”.
Sofía Galati agrega: “Hay cuestiones de soberanía, de obtención de evidencia, si esa evidencia es admisible; derecho a la libertad de expresión en el ciberespacio y derechos humanos. Son muchos temas que afectan a esta disputa entre dos estados”.
Práctica y experiencia
La competencia Jessup tiene prestigio mundial por ser una simulación realista que aporta a los estudiantes una experiencia práctica única en esa etapa de su carrera de abogacía.
“La Jessup tiene un valor adicional, que tiene que ver con la modalidad práctica”, cuenta Felix Samoilovich. “En las materias de la facultad nunca jugamos a ser el abogado de un estado, defendiendo una postura. Las competencias como esta te dan esa posibilidad de proyectarte en algo que no estamos tan cercanos”.
“Es una experiencia que te aporta muchísimo para cualquier rama del derecho internacional público que quieras hacer”, agrega Melina Muñoz.
“La competencia Jessup ha formado una comunidad, en la UBA, que sigue con los años”, dice la tutora Tamara Bustamante. “Una se sigue retroalimentando de la práctica, tras haber participado. Seguís involucrada, y seguís creciendo un montón. Por eso con Johana nos postulamos el año pasado para juezas, y este año somos tutoras”.
“El equipo de cinco estudiantes más dos coach, trabaja durante unos nueve meses en un caso hipotético. Este vínculo constante forma una pequeña familia”, explica la tutora Johanna González. “Incluso, se forman grupos de amigos, varios de los participantes de años anteriores, se siguen juntando”.
“Después de pasar por toda la experiencia queda algo muy lindo consolidado”, agrega González. “El espíritu de equipo trasciende ya el hecho de haber hecho la competencia”.