Más de 600 mil personas participarán del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, un operativo estadístico de gran desplieguel, que busca cuantificar y caracterizar a la población del país, hogar por hogar.
Toda la información que se obtiene durante el censo sirve para fundamentar decisiones sobre las necesidades de la población, es decir, sirve para planificar las políticas públicas en salud, educación, empleos, etc. La información también se utiliza y utilizará para investigación científica de todo tipo, a fin de planificar y llevar adelante proyectos tanto públicos como privados.
El primer censo del país se realizó durante tres días en septiembre de 1869, y arrojó una población de 1.877.490 habitantes distribuidos en 262.433 casas. 141 años después se realizó el último censo que informó 40.117.096 habitantes y 13.812.125 viviendas particulares.
Conversamos con el sociólogo Gustavo Álvarez sobre cómo se gesta y para qué sirve un censo. Álvarez es docente de Metodología de la Investigación y Muestreo Aplicado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Trabajó durante 16 años en el INDEC, en estadísticas de poblaciones, el área en la que se producen los censos de población y viviendas.
– ¿Qué es un censo?
Un censo es el mayor operativo estadístico que se concibe en un país, implica una enorme movilización de recursos y por dicho motivo, se ejecutan con una periodicidad decenal. Incluye la participación de varios centenares de miles de personas en diferentes posiciones (desde los censistas que visitan los domicilios hasta los que participan de las numerosas acciones de logística) que se involucran para llegar a todos y cada uno de los rincones del país.
Es un procedimiento estandarizado que busca obtener información comparable de grupos poblacionales diversos, residiendo en ambientes diferenciados y participando de actividades sociales de diversa índole, acordes a la edad y el género que tienen.
– ¿Y para qué sirve?
Un censo sirve para tomar nota del tamaño y composición de la población, que luego servirá como parámetro para las operaciones estadísticas realizadas por muestreo. También da cuenta de la distribución espacial y movilidad entre regiones geográficas y espacios rurales y urbanos, que es un insumo básico para la planificación socioeconómica.
También de la población escolarizada, que complementa los registros escolares dando cuenta de la población en edad de asistir que se encuentra excluida; de la actividad económica, captando el conjunto, pero fundamentalmente accediendo a la actividad rural que no es cubierta por las encuestas por muestreo; y de diferentes características de los habitantes, como discapacidad, pertenencia étnica, origen nacional, que son necesarias para planificar políticas sectoriales.
Dado que los censos de Argentina son simultáneamente de población y de viviendas, también por esto último brindan elementos para conformar una radiografía de la situación habitacional considerando aspectos como la calidad de las viviendas, el acceso de los hogares a espacios y servicios acordes a sus necesidades y la ubicación de dichas unidades. La captación de estas características permite identificar situaciones habitacionales deficitarias, dimensionando su magnitud y reconociendo su distribución espacial.
– Vos trabajaste en Censos, ¿no?
Trabajé durante dieciséis años en el INDEC, dentro de la Dirección de Estadísticas Poblacionales que es el área especializada en producción de censos de población y vivienda.
Ese trabajo incluyó evaluación de calidad del Censo 1991 (ingresé en 1992) y posteriormente, participé en el diseño, la implementación y la evaluación del Censo 2001. Por lo tanto, tuve la oportunidad de participar en el proceso completo del Censo 2001 que fue una experiencia profesional muy relevante para mi formación.
– ¿Cómo se gesta un censo?
Un censo se gesta varios años antes de su ejecución en terreno. En primer lugar, existen diferentes actividades de evaluación de calidad del último operativo censal para tomar lecciones y reconocer necesidades de afinar la información.
Posteriormente hay un proceso de elaboración de la cédula censal que no se concreta puertas adentro. Por el contrario, se efectúan consultas a especialistas de diferentes temáticas, a distintos actores de la sociedad civil y se registran experiencias internacionales, con particular atención a la que se dio en países de la región latinoamericana.
– ¿Cómo se piensan las preguntas?
Las preguntas se definen contemplando la comparabilidad con censos precedentes, ya que esta fuente permite construir extensas series históricas de temas poblacionales. También con censos de otros países, atendiendo a la participación de la Argentina en diferentes organismos internacionales y su presencia en el Mercosur; y evaluando el funcionamiento de las mismas en una serie de pruebas piloto que concluyen con un censo experimental, donde se prueba el operativo completo a escala de algunas localizaciones seleccionadas.
– ¿Ha cambiado el tipo de preguntas que se solía hacer?
En los últimos tiempos se han incluido nuevas temáticas, tomando en consideración la sensibilidad de la sociedad hacia cuestiones poblacionales que no se registraban en los censos tradicionales. Por tal motivo, se han renovado las formas de indagar la identidad sexual de las personas, el origen étnico, la discapacidad y la organización de la convivencia en los grupos domésticos.
A la vez, se han desarrollado esfuerzos específicos para registrar con mayor precisión la actividad económica -atendiendo a la diversidad de relaciones laborales vigentes- y la movilidad espacial -considerando que en las últimas décadas hubo un marcado incremento de las migraciones internas e internacionales-.
– ¿Cómo es el proceso de análisis post Censo?
En un censo participan miles de personas. La actividad postcensal compromete a gran parte del INDEC y de las oficinas de estadística de cada una de las 24 jurisdicciones. En ese sentido, se trabaja con los resultados preliminares para hacer una primera evaluación de la cobertura y habitualmente, se aplica una encuesta por muestreo pocos días después para analizar cobertura censal y precisión de algunas respuestas.
Más tarde, con resultados procesados se trabaja en la actualización de las proyecciones de población, conciliando los datos de diversas fuentes, como proyecciones de población con estadísticas de nacimientos y defunciones, junto a la información del último censo.
Se codifican las preguntas abiertas y se avanza en la evaluación y ajuste de datos censales. Con los resultados depurados, se avanza con el plan de difusión de resultados definitivos, que lleva varios años.