En el año 2007, como reconocimiento a las Heroínas y Mártires de la independencia de América, se instauró el 12 de julio como el día que evoca y recuerda a estas mujeres que estuvieron al frente de los campos de batalla, que entregaron su vida por la emancipación del ex Virreinato del Río de la Plata.
La fecha elegida recuerda el nacimiento de Juana Azurduy, heroína boliviana, que participó de los combates que libró el Ejército del Norte conducido por Manuel Belgrano y más tarde de la guerrilla de Martín Miguel de Güemes. Sin embargo, Azurduy no fue la única.
María Remedios del Valle, mujer negra, esposa y madre de varios hijos que dieron su vida por la Patria, fue una de estas mujeres que participaron en el momento paradigmático de mutación y transición política.
“En el Río de la Plata, las mujeres de todas las clases sociales cumplieron un rol primordial durante la experiencia revolucionaria y también durante la militarización que acompañó este proceso. Diversas fuentes nos revelan que la presencia femenina en los campamentos militares de la época fue una constante y se dio en todas las situaciones posibles”, nos cuenta la historiadora Florencia Guzmán, investigadora del CONICET y del Instituto de Historia Argentina y Americana «Dr. Emilio Ravignani» de la UBA.
En el año 2021, a modo de homenaje y reparación, se instaló un cuadro de María Remedios del Valle, en la sala 1 del Anexo A de la Cámara de Diputados de la Nación, convirtiéndose en la primera imagen de una mujer en ser reconocida en el edificio legislativo.
En mayo de este año, el gobierno argentino anunció que un nuevo grupo de billetes de pesos argentinos, diseñados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la Casa de Moneda Argentina, marcarán el regreso de las personalidades históricas al papel moneda, recuperando así la memoria y el reconocimiento de heroínas y héroes nacionales que forjaron nuestro país. María Remedios del Valle ilustrará, junto a Manuel Belgrano, el billete de $500.
¿Quién fue María Remedios del Valle?
“Sobre María Remedios del Valle, protagonista principal de la guerra de la independencia, tenemos muy pocos datos” aclara la historiadora Florencia Guzmán. “No sabemos en qué fecha nació, aunque se presume que fue en el año 1766, en Buenos Aires. Tampoco cuándo y cuántos conformaron su familia, si había sido esclava o no y, en este caso, en qué momento adquirió la libertad. No conocemos el nombre de su marido, ni de sus hijos que lucharon y murieron por la Patria. Sabemos que su participación comenzó en el año 1807, cuando todos los habitantes de la ciudad, varones y mujeres, esclavizadas y libres lucharon para recuperar a la ciudad de las fuerzas invasoras inglesas”.
La actuación de Remedios continúa luego con la primera expedición militar hacia el Alto Perú, que partió de Buenos Aires el 20 de junio de 1810, acompañando a su familia, -aclara la historiadora Florencia Guzmán-.
Madre de la Patria
Bajo el mando del general Manuel Belgrano participó en las victorias de Tucumán y Salta (1812 y 1813) y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (1813). “En ésta última fue herida de bala, tomada prisionera por los realistas y luego sometida a 9 días de azotes públicos. No se conoce en cuáles de todas las acciones libradas fallecieron el marido y dos hijos y tampoco la fecha de su regreso a Buenos Aires”, continúa contando Guzmán.
Luego de las acciones con el general Belgrano, éste la nombró “Capitana” del ejército “por su valentía e inestimable aporte humanitario auxiliando heridos durante las batallas libradas en esa primera etapa de la Guerra de la Independencia”.
Efectivamente, “tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, María Remedios, junto a dos hijas, que también prestaron valiosa colaboración a los soldados cuando se libraban combates, fueron las famosas Niñas de Ayohuma, como se conoce históricamente a la actuación de un valeroso grupo de mujeres que ayudaron durante toda la contienda”.
Aclara la investigadora Florencia Guzmán que, antes del reconocimiento de Belgrano, “la propia tropa la llamaba “Madre de la Patria”. Significativamente, María Remedios del Valle fue una de las tres únicas mujeres a las que se les pagaron haberes militares de oficial. Esta consideración, la compartía con Manuela Hurtado de Mendoza, la Tucumanesa, con grado de subteniente de infantería – de relevante actuación durante las invasiones inglesas – y con otra mujer de la que no se conoce el nombre, pero que habría actuado en la Banda Oriental en el Regimiento de Dragones de la Patria y luego en el de Húsares.
Benemérita, maternal y valiente
A partir de aquellas participaciones con el ejército de Manuel Belgrano, no se tienen registros de cómo continúa la vida de María Remedios del Valle, ni cómo regresa a Buenos Aires, hasta que se conoce que inicia los trámites ante la contaduría general de la Nación para el cobro de una pensión.
“A través de aquel expediente, se pudo reconstruir parte de su vida, incluso a través de los informes presentados en apoyo a Remedios por parte de los generales Juan José Viamonte, Eustoquio Díaz Vélez, Juan Martín de Pueyrredón y de los coroneles Hipólito Videla, Manuel Ramírez y Bernardo de Anzoátegui, quienes a través de diferentes expresiones y elogios destacaron la bravura, el patriotismo y su espíritu abnegado de servicio”, aporta Florencia Guzmán.
Según consta en el expediente, el Dr. Tomás M. de Anchorena, quien también conocía a María Remedios destacó:
“Yo me hallaba de Secretario del General Belgrano cuando esta mujer estaba en el Ejército, y no había acción en que ella pudiera tomar parte que no tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente. El general Belgrano creo que ha sido el general más riguroso: no permitía que siguiese ninguna mujer al ejército; y esta era la única que tenía facultad para seguirlo y además la única que tenía toda su ponderación y respetabilidad”.
En el año 1828 el expediente se trató nuevamente a la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires y aquí será nuevamente el general Viamonte, quien reivindique el otorgamiento de la pensión solicitada que le permitiese terminar sus días dignamente. En una de sus varias intervenciones éste dijo:
“Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la patria desde el año 1810. No hay acción en que no se haya encontrado en el Perú. Era conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el ejército. Ella es bien digna de ser atendida porque presenta su cuerpo lleno de heridas de balas, y lleno además de cicatrices de azotes recibidos de los españoles enemigos y no se la debe dejar pedir limosna como lo hace”.
Finalmente, a María Remedios del Valle se le otorgó la pensión como reconocimiento a su vida al servicio de la Patria. De sus últimos años hasta su muerte, se conoce bastante menos. “En abril de 1835 el gobernador Juan Manuel de Rosas la habría destinado a la Plana Mayor con su jerarquía de Sargento Mayor y allí revistará con el nombre de María Remedios del Valle Rosas, con el que luego continuaría apareciendo en las listas respectivas hasta la fecha de su muerte, ocurrida en el 8 de noviembre de 1847”.
Para Florencia Guzmán, quien ha estudiado durante años el aporte de las mujeres afrodescendientes, “El análisis de María Remedios del Valle constituye un paso importante hacia adelante en tanto esta valiente mujer representa a miles de mujeres que a lo largo de la historia lucharon en distintos frentes y sostuvieron la justa causa de la libertad, tanto en el pasado, como en el presente”.
Asimismo, la historiadora destaca: “La relevancia simbólica que representa la figura de Remedios en la historia argentina reivindica no sólo el papel desempeñado por esta mujer negra en las guerras de Independencia, sino también aquél que les cabe a los afrodescendientes, varones y mujeres dentro de la historia patriótica nacional”.