El acto fue presidido por el vicerrector Emiliano Yacobitti, quien destacó que “todos los que pasamos por esta facultad vemos cómo recorren el país asistiendo a las personas que no pueden o recibir la ayuda sanitaria debida, pero la pandemia nos permitió crecer exponencialmente en el aprendizaje solidario, llegar a los que más lo necesitan y difundir lo que es la universidad pública, y sobre todo el concepto de extensión universitaria. La colaboración, solidaridad y la enseñanza de todos para todos es fundamental en vistas de construir un mundo más justo. Para nosotros es un placer y un honor que estén acá, muchas gracias”.
En el estrado lo acompañaron el secretario de Extensión Universitaria, Jorge Pasart; el vicedecano de la Facultad de Odontología, Aldo Squassi; el secretario de Relaciones Institucionales e Internacionales de la Facultad de Odontología, Alejandro Néstor Rodriguez y la directora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario, Nieves Tapia.
También participaron del acto: la secretaria de Asuntos Académicos, Catalina Nosiglia; el secretario de Bienestar Estudiantil, Gustavo Galli; autoridades de la Facultad de Odontología y representantes de universidades de Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bosnia, Brasil, Chile, Colombia, Croacia, Ecuador, España, EEUU, Filipinas, India, Italia, Kenia, Kosovo, México, Palestina, Polonia, Rumania, Singapur, Sudáfrica, Taiwán, y Ucrania.
María Rosa Tapia, coordinadora del programa Universitate y Referente para la capacitación en Prácticas Sociales Educativas en la Universidad de Buenos Aires, señaló: “El programa Universitate busca promover el aprendizaje en servicio de universidades de todo el mundo. Queremos investigar y hacer crecer el aporte específico que puede tener el aprendizaje en servicio en la educación superior, y también queremos promover esta red internacional, porque podemos contar con referentes de todo el mundo para aprender sobre las particularidades de cada región”.
El último en tomar la palabra fue Pasart, quien a través de diapositivas detalló no sólo cada una de las prácticas sociales (desde el 2017 obligatorias) en que la UBA se involucró en los últimos tiempos, particularmente en los años de pandemia, sino también la importancia de que una universidad autónoma, cogobernada, pública y con ingreso irrestricto tenga esta injerencia en la sociedad, esta participación, compromiso e involucramiento. “Hay que tener presencia y mantenerlo, hay que acompañar, y eso en la UBA lo alimentamos todo el tiempo, desde donde podemos y hacia todo el país”.