Cada 21 de septiembre se conmemora el “Día Mundial del Alzheimer”, que tiene como objetivo concientizar sobre esta enfermedad, terminar con los estigmas existentes y contribuir a mejorar la calidad de vida de los enfermos y de sus cuidadores.
El Alzheimer es un tipo de demencia neurodegenerativa, la más frecuente entre los adultos mayores. Se trata de una enfermedad que afecta seriamente al paciente, pero además propina un tremendo impacto en lo familiar y en lo sociosanitario.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de 55 millones de personas viven con demencia, siendo las mujeres mayores de 65 años las más afectadas (8,1%) que los hombres (5,4%).
Ignacio Brusco, decano de la Facultad de Ciencias Médicas y profesor Titular y jefe del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la misma casa de estudios y Director Programa de Alzheimer de la UBA, explica que esta circunstancia se da por “una cuestión poblacional al estar directamente vinculada a la esperanza de vida: más del 50% de los mayores de 80 años tiene Alzheimer”
“La proyección de aumento de la incidencia de la enfermedad también se da por la misma cuestión”, agrega el Decano.. En este sentido, la OMS calcula que la cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050.
Un camino con altos y bajos
Recientemente,la OMS realizó una fuerte crítica en cuanto a las metas que los Gobiernos Nacionales, en 2017, se habían puesto para mejorar la atención de las personas con demencia ¿Que fué exactamente lo que pasó? Brusco afirma que “las metas tienen que ver con las variantes. Una de ellas son las terapéuticas y ahí observamos que la investigación farmacológica y otros monoclonales no tuvieron resultados exitosos”.
“Otra de las metas tiene que ver con el cuidado de las problemáticas externas ambientales que afectan al Alzheimer que son el tabaquismo, la obesidad, el ejercicio aeróbico y el colesterol donde se observa que la gente no toma conciencia de la vinculación existente”, agrega Ignacio Brusco.
Pero no todas son malas noticias. El Decano de Ciencias Médicas cuenta que “una meta que si se alcanzó es el diagnóstico precoz. Existen biomarcadores que pueden prever un riesgo fuertemente aumentado en personas que no tienen la enfermedad y hasta treinta años antes de que aparezca”
“También se observa una prolongación de la vida a expensas de una mejoría en la calidad de vida y de medidas higiénicas, dietéticas y ambientales, con mayor acompañamiento de la familia y utilizando terapéuticas y/o metodologías que eviten los psicofármacos que duplican la mortalidad”, asegura Brusco.
La situación en Argentina
La OMS señala que sólo una cuarta parte de los países del mundo cuenta con una política, estrategia o plan nacional de apoyo a las personas con demencia y sus familias. Brusco sostiene que “existe una asimetría entre el gasto de investigación y tratamiento del Alzheimer: Por cada 10 dólares que invierten los países en vías de desarrollo, los países desarrollados destinan 66”.
Ignacio Brusco afirma que “en Argentina, en dos oportunidades hemos llevado al Congreso la propuesta de una Ley Nacional de Alzheimer, la cual se aprobó en Diputados y perdió estado parlamentario en el Senado. Actualmente, desde el Centro de Alzheimer de la Facultad de Medicina y otras ONG ‘s, estamos impulsando la ley nuevamente”.
Pensar en la familia del paciente
Este año el enfoque está puesto especialmente en el apoyo familiar posterior al diagnóstico con el objetivo de resaltar la importancia de contener y sostener a quienes cuidan de un paciente con Alzheimer.
El Decano de Ciencias Médicas aclara que “antes, la esperanza de vida, promedio, al ser diagnosticada la enfermedad era de cinco años de vida. Hoy es de veinte y en esto tiene mucho que ver la ayuda familiar, además de la terapéutica, en cuanto al ritmo sueño/vigilia, la luz al mediodía, la deambulación y la alimentación que son factores de riesgo de vida para el paciente con Alzheimer”.
Brusco es muy claro “cuando hay un enfermo de Alzheimer, para nosotros hay otro enfermo más: El cuidador. Esta situación es crónica: se olvida de las cosas por el estrés y la cantidad de tareas que debe realizar ante una persona que demanda mucha ayuda y cuyas necesidades van variando y, además, sufre una despersonalización. Entonces, el paciente desconoce a su cuidador, que puede ser su pareja de toda la vida, con el desconcierto que esto implica en un adulto mayor”.
Esta situación debe ser atendida prioritariamente. Brusco dice que “muchas veces, hay que poner más atención en el cuidador, cuyo bienestar tiene incidencia directa en aumentar la expectativa de vida del paciente. Si el cuidador muere, la salud del paciente se deteriora rápidamente”
En este sentido, la aprobación de una Ley Nacional de Alzheimer es prioritaria. Brusco sostiene que “uno de los objetivos de la propuesta de la Ley, es contemplar a estos cuidadores en la casa que, además, de retrasar la internación disminuyen significativamente los gastos del sistema de salud en el paciente”.
“En la actualidad, hay mucha necesidad laboral y una solución que pueden incentivar las instituciones son los cuidadores en una enfermedad que es altamente frecuente. De esta forma, reduce uno de los costos indirectos que tiene el Alzheimer que implica que uno o dos familiares dejen de trabajar o disminuyan el tiempo que lo hacen, además de bajar el costo directo que implica la internación”, explica Brusco.
El impacto de la pandemia
Ignacio Brusco afirma que ante la pandemia todo el sistema de salud se vio alterado “los hospitales se abocaron a la atención de los pacientes con Covid-19 con el consecuente retraso en otras patologías. En el caso del Alzheimer muchos pacientes no fueron diagnosticados a tiempo, además post Covid se ha visto un aumento en la cantidad de pacientes con Alzheimer y Parkinson, entre otras enfermedades mentales, y un aumento en la progresión de prevalencia de depresiones, ansiedad y ataques de pánico”.
Las acciones desde la UBA
Brusco destaca que “En el Hospital de Clínicas, la Facultad de Ciencias Médicas tiene un Centro de Alzheimer que está muy desarrollado. Esta semana se realizará una campaña que incluye atención primaria, clases especiales y charlas para la comunidad. Además, la Facultad es pionera en investigación genética sobre esta temática en Argentina y el Cono Sur”.
El Decano de Ciencias Médicas con orgullo señala que “el Congreso de Alzheimer que organizamos cumple sus bodas de plata este año. Además, llevamos adelante el Pronadial que tiene por objetivo desarrollar una base de datos epidemiológicos y demográficos a nivel nacional de adultos mayores de 60 años, procurando conocer en profundidad las características de la problemática de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos en nuestro país”.
“En este momento, estamos trabajando en la construcción de un banco de tejidos de Alzheimer y la conservación de tejidos neurológicos para sub diagnosticar enfermedades raras, es decir mutaciones genéticas del Alzheimer”, concluye Brusco.
En esta, como en cada una de las ramas de la medicina, es importante la relación entre pares y con los pacientes. Al respecto, Ignacio Brusco, actual decano de la Facultad de Ciencias Médicas destaca: “El diálogo es fundamental. Es importante la escucha, enseñando a los profesionales de la salud a escuchar al otro. En los años de pandemia hemos aprendido nuevas formas de transmitir conocimientos. Debemos seguir trabajando en esto, haciendo que la currícula sea transversal donde los ejes temáticos vayan por dos puntos centrales: la atención primaria con la detección precoz y la biotecnología”.