¿Qué pasa cuando el aire que respiran los seres vivos es nocivo para la salud? La cátedra de Química General e Inorgánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica investiga los efectos de respirar aire contaminado. Su titular, Pablo Evelson, actual decano de la Facultad, advierte que “la OMS adjudica a esta problemática siete millones de muertes, en exceso, cada año”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los estilos de vida saludables como una forma general de vida basada en la interacción entre las condiciones de vida y los patrones individuales de conducta que están determinados por factores socioculturales y características personales.
En ese camino, las personas tratan de evitar el sedentarismo, llevar una dieta equilibrada, dejar de fumar y, en yoga, aprender a respirar lenta y profundamente de manera de provocar una catarata de respuestas fisiológicas que mejoran el bienestar físico y mental.“El mismo informe de la OMS –agrega Evelson- detalla que un 40% de los efectos negativos se produce en los pulmones pero, también, se registra un 30% a nivel cerebrovascular y otro 30% en el corazón”.
Minúsculas pero peligrosas
El decano de Farmacia y Bioquímica explica: “En general, en los grandes centros urbanos, el material contaminante proviene de la combustión de los combustibles fósiles. Este aire contaminado contiene gases y material particulado las cuales, según estudios epidemiológicos, son las grandes responsables de los problemas de salud. Nosotros investigamos qué mecanismos toxicológicos produce el respirar este tipo de partículas”.
¿Cómo lo hacen? Evelson describe que “tenemos acceso a dos cámaras de exposición que reciben, a través de un dispositivo, aire desde la calle. Entonces, en una cámara tenemos ratones que reciben el aire contaminado directamente y, en otra cámara, hay ratones que respiran el aire de la calle pero filtrado. De esa forma, podemos comparar los efectos que tienen en pulmones, corazón y cerebro”.
¿Qué descubrieron? Evelson destaca que “el principal hallazgo es que los animales que respiran el aire de la Ciudad de Buenos Aires al producirse un pequeño infarto, la zona infartada es mayor a aquellos que respiran el aire filtrado. Esto lo relacionamos con la energía del manejo del tejido estudiando las mitocondrias en las cuales encontramos alteraciones en su metabolismo y función. También observamos alteraciones en la corteza cerebral y, ahora, estamos estudiando el bulbo olfatorio”.
Concientizar es la tarea
Evelson afirma que “lo principal es concientizar sobre los efectos negativos del aire contaminado que es la cuarta causa de enfermedad cardiovascular, prevenir y generar políticas públicas en consecuencia”.
“Lo primordial, asegura el decano de Farmacia y Bioquímica, es tener un diagnóstico sobre la cantidad de material particulado que existe en el aire de la Ciudad, de tal manera de poder tener señales de alarma cuando los índices sobrepasen el límite establecido por Agencias Internacionales y, después, establecer políticas públicas que reduzcan la circulación de vehículos particulares y de transporte público”.
Evelson destaca lo paradójico que resulta que “los efectos del aire contaminado recién se empezaron a estudiar en la década del 50’ cuando, en Londres, se produjo un hecho fortuito conocido como “La gran niebla” en el cual la ciudad quedó cubierta por una nube de humo y que, al mismo tiempo, se había producido un aumento en la cantidad de internaciones en los hospitales”.
La gestión en la Facultad
La asunción de un rector proveniente del área de salud y la creación de una Secretaría en el Rectorado que abordará políticas en torno a esta temática entusiasma al decano Evelson quien asegura que “tenemos muchas ganas de encarar proyectos en conjunto y, además, el Rector Gelpi, en la Asamblea Universitaria, habló sobre la importancia de trabajar en la temática de la contaminación ambiental”.
Respecto a la gestión que en Farmacia y Bioquímica, Evelson afirma que: “Queremos mostrarles a los alumnos, y a la sociedad en general, las distintas ramas que no se asocian directamente con nuestra Facultad y que nuestros profesionales son capaces de realizar en áreas como la biotecnología, los problemas ambientales, la toxicología en general y la forense. En este sentido, impulsaremos la creación de nuevas orientaciones en las carreras de grado y especializaciones de posgrado”.
“Tenemos la idea de abrir mucho más las puertas de nuestra Facultad a convenios de vinculación o que nuestros estudiantes puedan realizar pasantías, generar desarrollos a través de startups”, concluye Evelson.