La UBA brinda atención odontológica solidaria en todo el país

Una de las funciones ineludibles de la Universidad de Buenos Aires es la extensión universitaria. El Estatuto de la UBA sostiene que una de las formas de vinculación con la sociedad es a través de la extensión universitaria que debe estar articulada, indefectiblemente, con la docencia y la investigación.

El Estatuto define a la función social, que debe cumplir la Universidad “como elaboración e implementación de políticas activas que comprometan recursos y capacidades de la institución para la extensión y transferencia de conocimientos a la comunidad”.

Los/as alumnos/as de quinto y sexto año de la Facultad de Odontología tienen la posibilidad de participar en los viajes rurales en diferentes lugares del país.

Uno de los programas más antiguos se lleva a cabo en la Facultad de Odontología y está vinculado a la oferta de cursos de extensión universitaria que forman parte de las asignaturas optativas que, alumnos y alumnas, cursan como parte del plan de estudios.

Ni bien aprueban el Ciclo Básico Común, los y las estudiantes pueden cursar “Educación para la salud” donde, cuenta el Secretario de Extensión Universitaria  de la Facultad, Carlos Alberto Capuano, “planifican un programa de intervención el cual será desarrollado en un ámbito específico como, por ejemplo, en un hospital como el Garrahan o en una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires”.

Luego, aquellos y aquellas que están cursando el cuarto año pueden participar de la oferta vinculada a las unidades móviles y las prácticas sociales educativas en la Ciudad de Buenos Aires. “Es un curso que se dicta dos veces al año y se inscriben hasta 20 alumnos por curso,  siendo capaces de resolver casos de primer nivel”, explica Capuano.

Las unidades móviles recorren distintas locaciones de la Ciudad, en los turnos mañana, tarde y noche. A esta experiencia se suman odontólogos contratados y alumnos avanzados que concurren como practicantes.

Atención odontológica federal

Los/as alumnos/as de quinto y sexto año tienen la posibilidad de participar en los viajes rurales con una oferta importante, en distintos lugares de Argentina, según el siguiente detalle: 

. Entre Ríos: Concordia y Gualeguay. 

. Misiones: Caraguatay donde el programa cumple 40 años, logrando que los índices de salud dental sean equiparables a los de Noruega y Finlandia

. Provincia de Buenos Aires: En las Islas de la segunda y tercera sección del Delta con traslados en lancha y en el Municipio urbano de la costa (Santa Teresita y Las Toninas)

. Neuquén: Junín de los Andes y, próximamente, en 2023, en Villa La Angostura. 

. Tierra del Fuego: Ushuaia y Río Grande, dos programas iniciados en 2019, suspendidos por la pandemia y que se retomarán en 2023. 

. Mendoza: Malargüe que, también, se inicia en 2023 

. La Rioja: San Blas de los Sauces.

. Chaco: Tres Isletas

Todos los Programas están bajo la dirección de la Cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria de la Facultad de Odontología.

La Facultad de Odontología brinda atención solidaria en lugares con un alto nivel de vulnerabilidad.

Para realizar estos viajes existen diferentes formas de vinculación. Pueden instrumentarse a través de convenios con las provincias, donde ellas aportan una parte de los costos que insume cada programa, mientras que otra la financia la UBA, en parte a través de los proyectos UBANEX. En otros casos, hay acuerdos tripartitos entre la universidad, el estado y fundaciones.

La unidad móvil está especialmente preparada para los viajes y está equipada con seis sillones, equipo de rayos, esterilizadora, autoclaves, instrumental, materiales, todo proporcionado por la Facultad. Capuano destaca que la Facultad está presente “en lugares con un alto nivel de vulnerabilidad signados por la falta de acceso, por las barreras geográficas y culturales”.

Es por ello que hay un análisis situacional previo, trabajado junto a los estudiantes. Capuano sostiene que “la extensión tiene un claro componente educativo que se ejerce sobre la práctica situada de manera que los/as alumnos/as puedan conceptualizar lo que están haciendo”. 

Una problemática a tener en cuenta es que el tránsito por algunas rutas y caminos no es sencillo, no solamente por su peligrosidad sino, también, por el deterioro. Capuano cuenta que “hace unos años ocurrió una desgracia cuando una unidad móvil sufrió un accidente en la ruta camino a Santiago del Estero. Uno de los choferes, Jorge Rodríguez, que trabajó muchos años en la Facultad, perdió la vida. Esto es parte del riesgo que corren todos y todas quienes salen a la ruta a hacer estos viajes”.

En el plano social, Capuano señala que “en estos lugares, quizás el único contacto que estas personas tienen con gente de la Ciudad de Buenos Aires es con nosotros”. En estos viajes, la cobertura es del 90% de la población, con atención modulada, de manera que la mayoría de los niños tengan acceso al servicio. El Secretario de Extensión Universitaria de la Facultad resalta “la cantidad de pedidos que hay, con una demanda importantísima, y que muestra la calidad del trabajo que se realiza”.

Toda una Facultad comprometida

Capuano destaca que “la Facultad entera está involucrada con los viajes rurales. Todas las áreas de gestión, el personal nodocente, muchos profesores titulares pasaron por esta experiencia siendo estudiantes. Este programa implica muchos docentes movilizados, que esa semana dejan de trabajar en sus consultorios y se vuelcan a un servicio social que no implica pago de horas extras ni adicionales”.

En el conjunto de los programas de extensión ofrecidos, al año, participan 500 estudiantes.

Además, Capuano se refiere al compromiso de los y las estudiantes quienes viajan aún teniendo exámenes próximos. “Prácticamente toda la población de estudiantes de quinto y sexto año pasa por estos programas. Hablando del conjunto de los programas de extensión ofrecidos, al año, participan 500 estudiantes”

Finalmente, Capuano se emociona al decir que a través de su participación en Caraguatay y en otros programas,  la UBA le permitió conocer las distintas necesidades y las diferentes formas de expresarlas, tener disponibles la herramientas desde el conocimiento y desde la infraestructura para reconocer las diferentes y mejores maneras de intervenir y llegar a mejores lugares junto con las comunidades.

“Es un orgullo mejorar la calidad de vida de las comunidades a las que el Programa llega, con una mezcla de conocimiento, sensibilidad, destreza y voluntad. Eso es la UBA”, concluye.

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