El rector Ricardo Gelpi otorgó el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires al investigador alemán Martin Stratmann, tanto por su labor como investigador científico, como por sus esfuerzos en promover el desarrollo de la ciencia en todo el mundo.
Estuvieron también presentes en la entrega la vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Valeria Levi, y el embajador de la República Federal de Alemania, Ulrich Sante.
El evento tuvo lugar el 2 de marzo en el Pabellón Cero+Infinito de Ciudad Universitaria, durante el cual el científico alemán brindó una conferencia sobre cómo “no hay excelencia científica sin colaboración internacional”, y contó cómo es la estrategia de la Sociedad Max Planck para hacer ciencia en un mundo globalmente conectado.
Una de las características de la carrera científica de Stratmann es la búsqueda de la colaboración internacional entre las y los investigadores, una de las metas de la Sociedad Max Planck para la Promoción de la Ciencia, de la cual es presidente desde 2014, antes vicepresidente desde 2008.
“Existe una conexión entre la colaboración, la excelencia y la innovación en ciencia. Está probado por estudios con miles de casos, que cuando existe colaboración internacional, se genera la excelencia en la investigación científica, y la innovación avanza mucho más rápido”, dijo Stratmann en la conferencia.
“La colaboración es de vital importancia para enfrentar los grandes retos que la humanidad tiene en la actualidad, como la pandemia de COVID. Causó la muerte de millones de personas, y la enfermedad severa en otros millones, detuvo los viajes, la industria y la economía, pero lo que nunca se detuvo fue la colaboración científica internacional”, agregó el científico.
Los 10 sitios más importantes de investigación, como Harvard, MIT, Cambridge, el Max Planck, y otros, se nutren principalmente de científicas y científicos de otras partes del mundo que acuden a esos centros a investigar y colaborar en programas internacionales. A veces el número de extranjeros investigando en estos centros suele ser hasta el 40%, contó Stratmann.
Brindó el ejemplo de la Sociedad Max Planck, en la cual dos tercios de las publicaciones científicas de investigadores de los institutos de la sociedad contaron con equipos internacionales de científicas y científicos.
Estos centros de investigación, tienen un impacto enorme sobre la innovación científica y tecnológica de la sociedad, explicó el científico alemán. Pero, los que más se benefician de esa innovación, que puede aplicarse a la industria, son las sociedades en las que esos centros están ubicados.
“Existe una brecha importante entre los que pueden invertir en ciencia, y los que no. Los que sí lo hacen, se benefician de la innovación en sus economías y en su industria. Por eso es muy importante que la investigación y la innovación apunten a aprovechar los recursos naturales. Porque cuando uno cuenta con esos recursos, si no crea una industria basada en ellos, serán otros los que aprovechen los beneficios”, explicó Stratmann.
Como comentó el experto, el intercambio y la colaboración es vital, pero también es importante que cada país presente oportunidades para que los investigadores vuelvan. Si una científica o científico se especializa en el exterior, y cuando quiere volver no existen las condiciones, se convierte en una fuga de cerebros. Para Stratmann lo más beneficioso es la “circulación de cerebros”, que la colaboración sea un ida y vuelta.
Colaboración con la UBA
Stratmann estuvo conectado con la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA desde la década del 90, a través del investigador Ernesto Calvo, director del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (UBA/CONICET).
Varios estudiantes de doctorado del INQUIMAE, como Ernesto Vago y Pablo Castro, realizaron trabajos de intercambio en Alemania. Stratmann mismo estuvo de visita en la UBA en 1992 y 1998 dictando conferencias y cursos.
Comentó en su conferencia que la primera colaboración de la Sociedad Max Planck con América Latina, fue cuando el argentino Tomás Javin fue a investigar allí en 1969. Desde ese momento la colaboración ha ido mejorando con el paso de los años.
“Soy un fan de la Argentina”, dijo el investigador alemán en el cierre de su conferencia, “quiero que la colaboración continúe, que crezca, y que todos nos beneficiemos”.