Hace pocos meses, la propagación del hongo preocupa a las autoridades sanitarias de los Estados Unidos, que fue incluido por la Organización Mundial de la Salud entre los 19 patógenos fúngicos más peligrosos, considerando su creciente resistencia a los fármacos, su facilidad de transmisión y su elevada tasa de mortalidad.
A fines de octubre de 2022, el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, INEI-ANLIS “Dr. Carlos G. Malbrán”, informó a la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación sobre dos aislamientos de Candida auris, provenientes de muestras clínicas de dos pacientes tratados en un establecimiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En el Boletín epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud de Argentina correspondiente a la semana 42 del año 2022 se informa como consecuencia: “Es el primer brote en nuestro país por Candida auris, una levadura emergente y de características multirresistentes a los antifúngicos. Es preocupante el rápido aumento en el número de infecciones por esta especie y su propagación geográfica que enfatizan la necesidad de una vigilancia continua”.
María Teresa Mujica, profesora adjunta regular del Departamento de Microbiología y Parasitología del Centro de Micología de la Facultad de Medicina de la UBA, explica que “el hongo patógeno Candida auris se describió, por primera vez en 2009, al ser recuperado del oído de un paciente en Japón, y puede afectar muchas otras regiones del cuerpo causando infecciones invasoras, incluidas las infecciones del torrente sanguíneo e infecciones de heridas asociadas en general al cuidado de la salud”.
¿A quiénes afecta? Mujica dice que “las infecciones por esta especie de levadura no se producen en individuos sanos, son los pacientes inmunosuprimidos y hospitalizados los que desarrollan la candidiasis”. En cuanto a los factores de riesgo la profesora cuenta que, “son los mismos que para otras especies de Candida, incluyendo pacientes internados o que lleven una larga estadía en hospitales, que tengan cáncer, se encuentren en estado de inmunosupresión o neutropenia, tengan cirugías previas, tratamiento previo con antibióticos de amplio espectro o con antifúngicos, presencia de catéteres o sondas, se encuentren con alimentación parenteral o tengan diabetes mellitus, entre otras”.
“La Candida auris puede ser aislada de diferentes muestras clínicas como sangre, orina, infecciones asociadas a prótesis, abscesos, líquido cefalorraquídeo, huesos en casos de osteomielitis y muestras respiratorias”, agrega Mujica.
Transmisión y mortalidad
“La especie Candida auris se transmite principalmente de un paciente infectado o colonizado al entorno hospitalario, lo que da como resultado una transmisión continua y la posibilidad de generar brotes nosocomiales. Por otra parte, debemos mencionar la posibilidad de formar agregados difíciles de separar sobre las superficies, lo que le permite la persistencia en el medio ambiente hospitalario”, sostiene Mujica.
La detección rápida de la Candida auris en ambientes hospitalarios y su posterior eliminación mediante el uso de medidas adecuadas para el control de infecciones son los factores clave para prevenir su transmisión y controlar su diseminación. Mujica da cuenta de que “Los datos muestran una característica innata de este hongo patógeno para la sobrevida y persistencia en el ámbito nosocomial, una capacidad de colonización rápida de la piel del paciente y una alta transmisibilidad en el contexto de la atención médica, ya que persiste por tiempo sobre las superficies hospitalaria y hace posible la transmisión por las manos del personal de salud, conduciendo, en definitiva, al desarrollo de brotes intrahospitalarios de gravedad y prolongados en el tiempo”.
La profesora de la Facultad de Medicina advierte que, “la resistencia antifúngica a múltiples fármacos entre las cepas de Candida auris agrega una característica preocupante en la infección por esta levadura, pues limita severamente las opciones de tratamiento resultando en una alta mortalidad con algunos informes superiores al 72%, en especial cuando las infecciones por este hongo se presentan en pacientes con comorbilidades graves teniendo en cuenta que la resistencia puede variar entre las diferentes cepas provenientes de diferentes regiones geográficas del mundo”.
Prevención
Mujica advierte: “El manejo de los brotes es un desafío costoso, a pesar de las medidas extremadamente estrictas que se enfocan particularmente en la identificación rápida de los portadores de Candida auris, el aislamiento y la descolonización rápida de los pacientes positivos, el rastreo extensivo de contactos y la limpieza y descontaminación del medio ambiente, incluidos los instrumentales del equipo de salud”.
El CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) recomienda que toda persona colonizada o infectada con esta especie sea aislada del resto de la población hospitalaria. Por ello, dice Mujica, “es importante la correcta identificación de la Candida. El método de espectrometría de masa conocido como MALDI-TOF y la reacción de la polimerasa en cadena (PCR) son las técnicas utilizadas para la identificación de este patógeno”.
Finalmente, Mujica reseña las principales medidas de control de infecciones para la prevención en la transmisión de la Candida auris en los entornos de la atención médica recomendados por el CDC son las siguientes:
1- Cumplir con las medidas de higiene de las manos. El lavado de manos es de suma importancia y el uso de alcohol en gel.
2- Usar adecuadamente las precauciones basadas en la transmisión, según el entorno (aislamiento de contacto).
3- Limpiar y desinfectar el entorno de cuidado del paciente (limpieza diaria y terminal) y el equipo reutilizable con los productos recomendados, lo que incluye enfocarse en el equipo móvil compartido (p. ej., glucómetros, manguitos para tomar la presión).
4- Comunicar y mantener las medidas de aislamiento en un paciente con Candida auris cuando sea trasladado a otro sitio en el ámbito hospitalario.
5- Detección en los contactos de los pacientes de Candida auris a fin de identificar las colonizaciones.
6- Hacer vigilancia de laboratorio de muestras clínicas a fin de detectar otros casos.
Docentes del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología: área Micología.
Javier Afeltra. Karla Bendezú. María Luján Cuesta. Analía Fernández. Virginia Jewtuchowicz. Fernanda Landaburu. Gabriela López Daneri.
María Teresa Mujica. Federico Plozaj. Silvia Relloso. Cecilia Veciño