La Universidad de Buenos Aires fue creada por un decreto del gobierno provincial el 9 de agosto de 1821, y quedó formalmente inaugurada con un acto que tuvo lugar en la Iglesia de San Ignacio tres días después, el 12 de agosto. Su fundación fue impulsada por la influencia modernizadora del gobernador provincial, Martín Rodríguez.
La nueva Universidad incorporó algunas de las instituciones de enseñanza superior que funcionaban en la ciudad desde hacía algunos años. El gobierno designó como primer rector al Presbítero Antonio Saénz. Su primera organización fue en departamentos, en lugar de la clásica división en facultades propia de las universidades desde los tiempos medievales. Primeras Letras, Estudios Preparatorios, Ciencias Exactas, Medicina, Jurisprudencia y Ciencias Sagradas fueron las estructuras de estudio iniciales.
A partir de 1852, con el ingreso del país en la etapa de la organización constitucional y el inicio de la consolidación del Estado nacional, la UBA pasó a ser un lugar estratégico en la adquisición de habilidades y conocimientos de educación superior entre aquellos que se sentían atraídos por la vida política y la administración pública. Muchos de sus estudiantes desempeñarían un rol central en la vida pública de Argentina durante la segunda mitad del siglo XIX.
La década de 1860 abrió un proceso de liberalización de la universidad y de una consecuente pérdida de influencia del saber eclesiástico. Es en esta etapa que comenzaron a desarrollarse los estudios científicos en un sentido moderno.
La década de 1880 trajo cambios sustanciales en el ámbito universitario. Tras la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, en 1881 la UBA dejó de ser provincial y pasó a depender del Estado Nacional.
A partir de esos años comenzaron también a instrumentarse desde el Estado una serie de leyes y medidas específicas que tenían como propósito principal asegurar la constitución de un sistema educativo de carácter laico. Con la Ley Avellaneda como telón de fondo, la Universidad sancionó nuevos estatutos y pasó a organizarse en torno a facultades con alto grado de independencia. Estas transformaciones dieron pie al camino de democratización de su vida interna.
Los años de la Reforma y los cambios durante el peronismo
En 1906 comenzó el proceso de democratización de la UBA. A partir de una serie de protestas estudiantiles en las facultades de Derecho y Medicina, se reformó el estatuto y se eliminaron los consejos vitalicios. En 1908 se creó la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y diez años después tuvo lugar la Reforma Universitaria. Iniciada en la Universidad de Córdoba y extendida después por todo el país y la región, este hito permitió hacer grandes avances en materia de democratización, libertad de cátedra y pensamiento e impulso de la ciencia.
Años más tarde, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se introdujeron nuevos cambios que acentuaron la participación popular en la universidad. En 1949, por decreto ley, se estableció la gratuidad de la enseñanza universitaria, que hasta entonces era arancelada. Se produjo una ampliación constante y significativa del número de estudiantes universitarios, iniciándose así el proceso de masificación de la matrícula. Al finalizar 1955, la UBA contaba ya con casi 72.000 estudiantes.
La Universidad bajo la dictadura y el regreso de la democracia
Desde 1955 y hasta el golpe de Estado de 1966, se inició en la UBA un intenso proceso de renovación que se profundizó con la sanción de nuevos estatutos en 1958. Estos aseguraron la autonomía y el cogobierno de estudiantes, profesores y graduados. En 1958, además, se creó la editorial de la universidad, Eudeba.
El proceso de transformación y modernización de la UBA se expresó de diferentes formas: la orientación profesionalista quedó relegada y cobraron impulso las actividades de investigación, con la masificación de los concursos docentes, la extensión del sistema de dedicación exclusiva, la emergencia de nuevos institutos científicos y la creación del Conicet. Los años sesenta estuvieron caracterizados por un clima de creciente conflictividad política. En este tiempo, por su parte, el número de estudiantes siguió incrementándose y, además, cambió su composición, con un aumento significativo del número de estudiantes mujeres: pasaron del 24 al 35% de los egresados de la UBA.
Tras el golpe militar de junio de 1966, el general Juan Carlos Onganía intervino las universidades disponiendo que los rectores pasen a ser “administradores”. En respuesta, estudiantes y profesores ocuparon cinco facultades de la UBA y el gobierno militar ordenó el desalojo por la fuerza policial, avasallando la autonomía universitaria.
Los episodios que se suscitaron a partir de esta decisión dieron lugar a uno de los momentos más dolorosos de la historia universitaria argentina: La noche de los Bastones Largos, que incluyó la renuncia de cerca de mil trescientos docentes de la universidad.
Un día después de producido el golpe militar del 24 de marzo de 1976 las universidades fueron intervenidas. Las instituciones universitarias fueron uno de los focos centrales de la represión implementada por el régimen militar.
Su política se expresó en cesantías masivas de docentes y no docentes, expulsiones de estudiantes y en el secuestro y desaparición de personalidades relevantes de la comunidad académica, particularmente vinculados con la militancia gremial tanto docente como estudiantil.
Una nueva etapa en la historia de las universidades se inició con la recuperación de la democracia en diciembre de 1983. El gobierno encabezado por Raúl Alfonsín impulsó la reincorporación de los docentes cesanteados u obligados a renunciar por cuestiones políticas e ideológicas y comenzó la implementación de concursos. Otras de las medidas se orientaron a eliminar las restricciones al ingreso a la Universidad.
Con ese propósito se suprimieron los aranceles y, en la mayor parte de las casas de estudios, se suprimió el examen de ingreso. En la Universidad de Buenos Aires, el ingreso directo se implementó a partir de 1985 con la creación del Ciclo Básico Común. La matrícula universitaria tuvo un crecimiento acelerado en todo el país a partir de entonces, y ese proceso fue especialmente intenso en la UBA. Mientras el número de nuevos inscriptos en 1982 había superado apenas los 13 mil estudiantes, en 1987 alcanzó los 47 mil.
Años recientes
En los últimos años, la UBA logró avances importantes en diversas áreas. Amplió la oferta educativa de las Escuelas de Enseñanza Media con la creación de la escuela Agropecuaria, la escuela Técnica de Villa Lugano y el colegio pre-universitario Ramón Cereijo de Escobar, que se sumaron al Colegio Nacional de Buenos Aires, a la Escuela Superio de Comercio “Carlos Pellegrini” y al Instituto Libre de Segunda Enseñanza, ILSE.
Además, encaró un proceso intenso de internacionalización, que derivó en la multiplicación de los convenios de cooperación internacional y en una mejora significativa en los rankings internacionales. La UBA es la mejor universidad del país, ubicada en el puesto 95° del Ranking Global de universidades QS. Se mantiene en el TOP 100 mundial de manera ininterrumpida desde el año 2015.
La UBA es la única casa de altos estudios pública, masiva, intensiva en investigación y gratuita en alcanzar esta posición.
Actualmente cuenta con más de 330000 estudiantes, más de 110 carreras de grado y más de 500 de posgrado; 13 facultades, 6 hospitales y 72 institutos de investigación; 1.800 grupos de investigación que trabajan en los departamentos e institutos de las facultades, 1.500 de esos grupos son financiados completamente por la UBA. Estos grupos están integrados por más de 5.300 investigadoras e investigadores formados, y 11.400 en etapa de formación.
Extensión, voluntariado, centros culturales, una editorial universitaria, medios de comunicación, deportes, turismo y una planta de trabajadores docentes y nodocentes que dan prestigio a la Universidad.