Se estima que, en nuestro país, 1 de cada 8 mujeres que hayan alcanzado la edad de 80 años pueden haber desarrollado cáncer de mama en algún momento de su vida. El diagnóstico precoz y los avances en el tratamiento, han dado como resultado una mayor supervivencia para las mujeres con esta enfermedad.
El Día Internacional del Cáncer de Mama se celebra el 19 de octubre, con el objetivo de sensibilizar a la población general acerca de la importancia de esta patología y lograr la concientización necesaria para bajar los altos índices de mortalidad. Por tal motivo, todos los años, en el Instituto de Oncología “Angel Roffo” se conmemora con actividades alusivas. Este año, se realiza una caminata alrededor de la institución.
El cáncer de mama es una enfermedad provocada por la multiplicación anormal de las células de la mama que forman un tumor maligno. Las posibilidades de que aparezca aumentan con la edad, en especial a partir de los 50 años, aunque puede aparecer antes.
La Dra. Valeria Cáceres, del departamento de Oncología Clínica del Instituto, insiste en la necesidad de hablar de detección precoz. “En nuestro país hay conciencia acerca de la información, pero no es homogénea, sino que es heterogénea, sobre todo en los grandes centros urbanos. Teniendo en cuenta que, en la Argentina, hay 22000 nuevos diagnósticos de cáncer al año, es fundamental entender que la detección precoz, salva vidas”.
“Nosotros continuamos nuestra atención durante toda la pandemia. Hubo una disminución en el control de las pacientes que estaban en seguimiento, no así en las que estaban en tratamiento activo”, explica la Dra. Cáceres; y agrega: “En la unidad funcional de tumores femeninos, en el último semestre del 2020 atendimos alrededor de 4000 pacientes y hoy por hoy, las pacientes que estaban en control están todas incorporadas al sistema”.
La detección temprana del cáncer de mama se logra realizando los controles periódicos con estudios de imágenes en las mujeres que no tienen ningún síntoma. En el instituto Roffo, solo se atienden pacientes con diagnósticos oncológicos ya determinados o con diagnóstico de sospecha.
“Hay que tener en cuenta que el de mama es el tumor más frecuente en la mujer, que representa más del 30% de los tumores. En nuestro país se diagnostican 60 nuevos tumores por día”, destaca Cáceres. “Como consejo profesional, tenemos que repetir que toda mujer debe hacer una consulta con un médico ginecólogo o patólogo mamario a partir de su edad sexualmente adulta y a partir de los 40 años, recomendamos una mamografía y una ecografía anual”.
En las primeras etapas, esta enfermedad suele ser asintomática, es por esto que, si bien el autoexamen mamario sirve y debe enseñarse y recomendarse a todas las mujeres para detectar la aparición de algún signo de alarma, este examen nunca reemplaza la mamografía ya que, a diferencia de ésta, el autoexamen no permite la detección temprana del cáncer de mama.
La mamografía es una radiografía de las mamas que ayuda a identificar transformaciones malignas en el pecho. Es el método más confiable y de mayor precisión para la detección temprana del cáncer de mama.
Según la Organización Panamericana de la Salud, aunque las causas del cáncer de mama siguen siendo desconocidas, los factores que pueden aumentar el riesgo incluyen: los antecedentes familiares, la edad temprana en la menarca y edad avanzada en el primer parto, el uso de hormonas, la obesidad y el alcohol.
Avances en la detección precoz y tratamiento
Cada año, más de 462.000 mujeres en las Américas, son diagnosticadas con cáncer de mama y se registran casi 100.000 muertes por año. En las regiones industrializadas, debido al avance en las posibilidades de detección precoz y tratamiento, la mortalidad ha disminuido. Sin embargo, se estima que, en la región, para 2030, el número de mujeres diagnosticadas subirá un 34%, llegando a contar unos 572.000 casos, y 130.000 muertes.
Una vez detectada la enfermedad, la cirugía y la radiación representan la terapéutica oncológica inicial para gran parte de los tumores sólidos malignos. Sin embargo, la mayoría de las muertes relacionadas al cáncer son consecuencia de recurrencias o de la aparición de metástasis, es decir, de la propagación de un foco canceroso a un órgano distinto de aquel en que se inició.
Tanto para su prevención como para el tratamiento, una vez confirmada la presencia de metástasis, la quimioterapia constituye una alternativa importante para el paciente, ya sea como terapia adyuvante o como la única opción sistémica viable en ciertos tipos de cáncer.
Sin embargo, este tipo de terapia tiene como característica que los fármacos utilizados con mayor efectividad suelen ser los de mayor toxicidad. Esta toxicidad no es selectiva para el tejido canceroso, por lo que los pacientes deben tolerar serios efectos adversos que generalmente limitan la dosis a ser administrada e influyen negativamente sobre la calidad de vida.
Un equipo de investigación liderado por el doctor Diego Chiappetta, de la cátedra de Tecnología Farmacéutica I y del Instituto de Tecnología Farmacéutica y Biofarmacia (InTecFyB) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, registra una amplia y prolífica trayectoria en la búsqueda y ensayo de nanopartículas como vehículos de distintas drogas para el tratamiento del cáncer de mama.
En la búsqueda de nuevas estrategias que mejoren la eficacia de las drogas quimioterapéuticas, se trabajó junto con otras cátedras e institutos con sede en la Facultad, así como con la colaboración de otros centros de investigación.
Actualmente, el grupo de trabajo se encuentra abocado al desarrollo de micro y nanomedicinas para la vehiculización de fármacos con el objetivo de desarrollar formulaciones, empleando plataformas micro y nanotecnológicas que sean más eficaces y seguras frente a las formulaciones comerciales que actualmente se utilizan para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, como los de mama, ovario, cerebro, pulmón y leucemias.
Específicamente, el grupo se centra en el diseño y el desarrollo de formulaciones nanotecnológicas para el desarrollo de fármacos anticancerígenos con el objetivo de obtener un perfil de liberación del fármaco funcional a la patología, una mejoría en la penetración celular, una mayor biodisponibilidad in vivo y un direccionamiento activo al sitio tumoral.
Asimismo, también desde la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, se está trabajando en el desarrollo de nuevas estrategias de diagnóstico de cáncer de mama por tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés), una línea dirigida por las doctoras Marcela Zubillaga y Jimena Salgueiro, que consiste en un tipo de estudio en el que se utilizan sustancias radioactivas y una cámara especial para crear imágenes tridimensionales.
El cáncer de mama, requiere, en todos los casos, de un enfoque integral para la prevención y el control, incluyendo la educación para la salud, la detección temprana, diagnóstico, tratamiento y cuidados paliativos.