Los seres humanos estamos envenenando al planeta y a nosotros mismos. En septiembre de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre un incremento notable de las pruebas que demuestran cómo la contaminación del aire afecta a distintos aspectos de la salud.
Cada año, según la OMS, la exposición a la contaminación del aire causa siete millones , muertes prematuras, constituyéndose en la segunda causa principal de muerte por enfermedades no transmisibles pero, además, provoca la pérdida de años de vida saludable a otros tantos millones de personas
Pero ¿De qué hablamos exactamente? Leonardo Serio, doctor en el área Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y miembro de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía, explica que la “contaminación atmosférica es la presencia, en la atmósfera, de ciertas sustancias en un grado de concentración mayor a la natural como consecuencia de alguna actividad humana, de forma tal que pueda provocar algún efecto nocivo sobre la salud de las personas y de los otros seres vivos e, incluso, sobre el patrimonio construido”.
Serio cuenta que la contaminación atmosférica es un problema que, prácticamente, “acompaña al desarrollo de la humanidad desde que esta dominó el fuego pero, obviamente, se aceleró con el comienzo de la era industrial y que se amplifica por la creciente urbanización de nuestro planeta donde, más de la mitad de la población, vive en grandes centros urbanos”.
Al momento de comprender, exactamente, a qué nos enfrentamos Serio explica que “en el aire existen contaminantes gaseosos, como el monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y de azufre pero, también, hay material particulado, materias sólidas y líquidas, que quedan suspendidas en el aire como sal marina, arena, polvo y cenizas”.
Y es en este punto, Serio destaca, que “el tránsito vehicular de las grandes ciudades es la principal fuente de contaminación del aire pero no, solamente, a partir de las emisiones de los caños de escape sino, también, de las partículas que, debido a la fricción, se levantan y quedan en estado de suspensión.
El impacto en nuestra salud
Como se dijo anteriormente, la OMS advirtió acerca del deterioro que produce la contaminación atmosférica en nuestra salud pero ¿Es posible tomar alguna medida preventiva? En principio, pareciera que no. No podemos dejar de respirar. En este sentido, Serio explica que a través de este mecanismo “la cantidad de aire que ingresa a nuestro organismo es de entre doce y quince kilogramos por día, por lo cual si hay sustancias nocivas en el aire que respiramos es claro que, a largo plazo, puede ocasionarnos trastornos en nuestra salud”.
¿Exactamente cuáles? “Hay distintos tipos de contaminantes, con distintos tiempos de permanencia en la atmósfera, por lo cual hay efectos a corto plazo como irritaciones en la vista o en el sistema respiratorio, o náuseas, mientras que a largo plazo los efectos están enmascarados por otras enfermedades ya sean cardiovasculares y oncológicas”.
En este camino que pareciera estar cerrado, hay una acción que todos podemos hacer. Serio asegura que “cualquier medida que se tome para reducir la cantidad de vehículos que circulan por la ciudad contribuye a mejorar la calidad del aire por lo cual el uso de otros medios de transporte no contaminantes o, simplemente, caminar ya tiene un impacto positivo”
Pero, también, agrega Serio “es importante velar por la mejora de la calidad de los combustibles y atender la cuestión de la generación de energía. En la Ciudad de Buenos Aires, existen en la Costanera, centrales térmicas en las cuales, en ciertas épocas del año, se quema combustible gaseoso o líquido por lo cual la generación de energías alternativas es otro punto importante”.
Contribuciones desde la Facultad de Agronomía
Serio cuenta que “en la FAUBA estamos conformando un grupo de trabajo, en el cual hay varios estudiantes que realizan sus tesis de grado y de posgrado en esta temática. Una de estas tesis, contribuyó a que la Legislatura de la Ciudad aprobara una serie de restricciones más fuertes en cuanto a la contaminación admisible en el aire”.
Respecto de la metodología de trabajo, Serio explica que “estamos analizando toda la información disponible, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene tres estaciones de medición que están operando desde hace varios años y nosotros usamos esa información como base”.
Sin embargo, esta fuente de información tiene limitaciones. Serio advierte que “Buenos Aires es muy grande y diversa, por lo cual puede tener sectores que estén pasando por baja calidad del aire y que no sean detectados con los datos disponibles por lo cual tenemos la esperanza de poder contar con instrumental propio y poder hacer mediciones en otros espacios y contribuir, desde la universidad, a resolver el problema de la calidad del aire en la ciudad”.