La American Oil Chemists’ Society (AOCS) suele distinguir, cada año, el trabajo de investigación de los miembros más destacados de la comunidad científica relacionados con los aceites, grasas, proteínas, tensoactivos y materiales relacionados.
En esta oportunidad, el galardón lo recibió la doctora en Ciencias Bioquímicas, María Lidia Herrera, científica del Instituto de Tecnología en Polímeros y Nanotecnología (ITPN, CONICET-UBA), profesora asociada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas(CONICET).
En una charla con ella, nos contó sobre la importancia del premio para la investigación, qué sintió al ser la primera científica sudamericana en recibir el premio. Sobre su trabajo de investigación, relacionado con la ciencia y tecnología de aceites comestibles y productos grasos alimenticios de naturaleza básica o aplicada. También de la idea que tiene de crear una nueva línea de investigación en torno a la proteína vegetal.
-Ante todo, felicitaciones por su premio doctora. ¿Qué sintió cuando le comunicaron que había ganado?
-Por un lado, asombro, porque todos los ganadores anteriores son profesores de países de altos ingresos. Es la primera vez que eligen a alguien de Sudamérica. Por otro lado, sentí una enorme gratitud hacia la American OIl Chemists’ Society por ser un foro internacional en el que pueden participar científicos y profesionales de todo el mundo.
Este premio es un reconocimiento a los aportes al conocimiento de una línea de trabajo. Personalmente, es grato saber que podemos publicar ciencia original con la diferencia de recursos que tenemos con los países centrales.
-Es la primera científica sudamericana en recibir este reconocimiento ¿Cómo se siente eso?
-Trabajé toda mi carrera en la ley del máximo esfuerzo. Cuando realicé el postdoctorado en Japón mi director me aconsejó participar en la AOCS porque, a su entender, era la asociación científica más importante en esa temática. Con su consejo me mostró un camino.
Me hice socia en 1993 en el primer congreso en el que participé y desde entonces presenté trabajos casi todos los años. Allí tuve la oportunidad de intercambiar ideas con los colegas más destacados del mundo.
En el año 2011 la AOCS me invitó a ser Editora Asociada del Journal of the American OIl Chemists’ Society (JAOCS) y desde ese entonces soy parte del cuerpo editorial. Eso me mantiene muy informada y al tanto del estado del arte en estos temas. Soy la única Editora Asociada sudamericana.
He participado además en muchos comités de la AOCS lo que me ha permitido aprender de la eficiencia norteamericana para trabajar. Creo que el premio reconoce también todo ese esfuerzo para participar en las actividades de la AOCS. Las ideas no son de una sola persona, el premio tiene un nombre, pero hay equipos detrás.
– Usted trabaja en el Instituto de Tecnología en Polímeros y Nanotecnología (ITPN, CONICET-UBA), ¿Qué nos puede decir de las investigaciones que se realizan allí?
-El ITPN es un instituto de la UBA que tiene sedes en dos facultades. En el año 2017 el Rector Barbieri le pidió al decano de la FADU espacio para que el ITPN pudiera crecer. Desde ese entonces funciona la sede FADU, donde realizo mis investigaciones. Mi lugar de trabajo en CONICET es la sede FADU del ITPN, y el de docencia es la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
En la sede FADU somos seis investigadores del CONICET que estamos organizados en 4 grupos. Las temáticas de la sede están enfocadas en química verde y materiales renovables. En el caso de mis líneas de investigación además son los comestibles. Las líneas tienen en cuenta el respeto por el medio ambiente y plantean procesos sostenibles siguiendo la orientación de la FADU.
-Entonces podemos decir que el tema central de sus investigaciones está relacionado con la industria alimenticia
-En este momento trabajo en tres líneas diferentes: la más antigua está enfocada en las propiedades fisicoquímicas de sistemas grasos y tiene como objetivo principal el reemplazo de grasas trans y la formulación de alimentos saludables. Particularmente nos interesa la descripción del polimorfismo y microestructura en distintas condiciones de proceso.
Para la descripción del polimorfismo empleamos técnicas de luz sincrotrón que permiten describir un sistema en tiempo real e in situ lo que da información valiosa que no puede obtenerse por técnicas convencionales. Estos equipos están instalados en el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón, en Campinas, San Pablo, Brasil y son los únicos que existen en Sudamérica. El polimorfismo es una propiedad muy importante en la formulación de productos grasos y se relaciona estrechamente con las propiedades macroscópicas del producto como textura y apariencia.
La segunda línea también surge de buscar alternativas a las grasas trans y tiene como objetivo estudiar emulsiones y geles proteicos que permiten obtener un producto sólido a partir de un sistema líquido como es una emulsión. Hemos descrito las estructuras de estos sistemas comparando las distintas propiedades que poseen los geles preparados partiendo de elementos estructurales de diferente tamaño: micro o nano.
La tercera, la más nueva, tiene como objetivo el estudio de películas comestibles formuladas con proteínas para reemplazar materiales plásticos. Hasta ahora hemos empleado proteínas de leche pero en un futuro próximo estudiaremos sistemas formulados con proteínas vegetales.
– ¿Qué implica haber obtenido el premio, para la investigación nacional o de la región?
-El área de grasas y aceites es muy importante en la economía Argentina. Argentina es uno de los principales productores mundiales de girasol. También produce soja en grandes cantidades. Con respecto a economías regionales, yo diría que los chocolates son un rubro mayor en Bariloche.
La Argentina produce una gran cantidad de materias grasas y por eso tiene su propia asociación de grasas y aceites (ASAGA) y participa activamente en la sección Latinoamericana de la AOCS. La AOCS es la más importante en el área de aceites y grasas y casi todos sus miembros provienen de países desarrollados. Es importante que países de altos recursos te consideren merecedor del premio.
-¿Qué hizo la diferencia para que lograra el reconocimiento de sus pares entre tantos aspirantes?
-En primer lugar, tuve la oportunidad de tener una formación académica excelente. Estudié Bioquímica en la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata. Era una carrera de seis años con cuatro años de ciencia básica de mucho nivel. Realicé mi doctorado en La Plata y al finalizar mi doctorado el CONICET me brindó la posibilidad de realizar dos postdoctorados en lugares de alta excelencia mundial.
El primero en “Faculty of Applied Biological Sciences, Hiroshima University, Japan” en el cual aprendí las técnicas de rayos X que le dieron una gran originalidad a mis investigaciones y el segundo en “University of Wisconsin-Madison” en Food Engineering donde estudié como las variables de proceso podían modificar la cristalización de una materia grasa. Estos dos postdoctorados fueron claves porque marcaron mis investigaciones futuras.
Luego tuve la oportunidad de concursar un cargo de Profesora Adjunta interina en el Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde ahora me desempeño como Profesora Asociada Regular. Poder interaccionar con tantos colegas talentosos y dedicados fue un motor para esmerarme más y hacer mejor ciencia. También las colaboraciones con químicos de la UNSAM fueron grandes aportes a mi carrera.
Actualmente me desempeño en la sede FADU del ITPN rodeada de colegas inteligentes con los que discutimos de ciencia. Es realmente muy valioso poder escuchar otras ideas, otras formas de interpretar los sistemas lo que conduce a mirar los resultados con un criterio más amplio.
– ¿Cómo ayuda la AOCS en el desarrollo de su carrera?
-En muchos aspectos. Es un foro internacional donde se presentan los trabajos de mejor nivel en el área temática. Esto me mantiene actualizada, me permite discutir ciencia con colegas destacados, me obliga a realizar investigaciones originales que estén en el nivel de las otras presentaciones.
Me permite participar en comités de distintas temáticas lo que es una gran oportunidad para aprender y crecer profesionalmente. Tengo además el honor de ser editora de JAOCS desde 2011. Para revisar estos manuscritos es necesaria una mirada crítica. Este ejercicio de tantos años se refleja después en los manuscritos que escribo.
-Ser mujer en la ciencia, es más difícil? Cuesta más el reconocimiento?
-No, afortunadamente la ciencia premia méritos y estos no dependen del sexo. En Argentina una mujer puede estudiar en cualquier universidad, hacer el doctorado, capacitarse. Yo fui a Japón porque salí primera en el concurso de becas externas postdoctorales de CONICET y el organismo decidió enviarme a capacitar con el que fue el mejor del mundo en esta área temática por más de 30 años.
Me seleccionó por las publicaciones durante el doctorado y no tuvo importancia que fuera mujer. La ciencia requiere una gran vocación, una gran dedicación. Es un trabajo de tiempo completo. Hacer una carrera como la mía requiere hacer del trabajo una gran prioridad. Es una cuestión de dedicación y de estar enfocado todo el tiempo en los sistemas a analizar. Esto es igual para cualquier sexo.
– ¿Cómo se sigue tras el premio?
En este momento estoy muy interesada en estudios con proteínas vegetales. Estas proteínas son cada vez más apreciadas por los consumidores en el mundo. Creo que es un tema de gran interés. Recientemente recibimos financiamiento de CONICET a través de un PIP para realizar estas investigaciones. Así que iremos por esa línea de investigación.