Los antecedentes del Laboratorio de Métodos Alternativos al uso de Animales (LMA – EBAL) se remontan al año 2012, cuando se crearon plataformas tecnológicas para brindar soporte a la industria farmaceútica para ensayos preclínicos con animales pero, al mismo tiempo, se pretendía trabajar con el concepto de las 3 Erres (reducción, reemplazo y refinamiento) del uso de animales.
En ese contexto, empezaron a llegar propuestas que, influidas por la experiencia y legislación europea, ya preveían el uso de métodos alternativos, lo que motivó que el Comité de Ética de la Plataforma EBAL promoviera la utilización de dichas prácticas, en ese momento, inéditas en Argentina.
Pero, además, había una motivación personal. La directora del LMA-EBAL, María Laura Gutiérrez, destaca sobre ese momento: “Fue un punto de inflexión de mi carrera porque no estaba dispuesta a seguir trabajando con animales. Entonces, me dedicaba a otra cosa, o encontraba nuevos métodos. Fue ahí que, con Silvia Wikinski, directora de la Plataforma Tecnológica EBAL, en 2016, impulsamos la creación del Laboratorio”.
Wikinski resalta que, por primera vez en Argentina, “se ponían a disposición metodologías que cuentan con guías de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y otros organismos internacionales. En nuestro país, Senasa y Anmat todavía no tenían mucha información ni formación sobre este tema, de modo que se están capacitando con nosotros en la cuestión de las 3R”.
Métodos alternativos que evitan la crueldad animal
El primer estudio que realizó el LMA-EBAL fue con uno de los ensayos más criticados a nivel mundial por cuestiones éticas -debido a la utilización de conejos- para evaluar el potencial nivel de irritación y corrosión ocular de productos como agroquímicos, cosméticos, productos de limpieza hogareña y fármacos. Para ello, implementaron tres metodologías in vitro usando células de cultivo y córneas de vaca obtenidas en los lugares de faena, además de huevos de gallina, que tienen embriones poco desarrollados por lo cual carecen de sensibilidad.
Posteriormente, se trabajó en aspectos de fototoxicidad, toxicidad oral, irritación y sensibilización dérmica reemplazando el uso de conejos y cobayos. Estos estudios con métodos alternativos tienen un impacto directo en cuanto al bienestar animal. Wikinski explica que “el ensayo de toxicidad oral es, prácticamente, el punto de partida para los estudios de las industrias farmacéutica, agroquímica, cosmética y nutricional. En el pasado, esa evaluación se realizaba viendo cuántos animales morían al recibir distintas dosis del producto estudiado. Hoy en día, al hacerlo in vitro, se evita la muerte de una inmensa cantidad de ratas y ratones”.
Respecto de los resultados obtenidos, Gutiérrez cuenta que “nuestras metodologías son confiables. Al ser de carácter más cuantitativo tienen más precisión que las tradicionales y resultan más representativas, porque se trabaja con células o tejidos de origen humano”.
Transferencia tecnológica al servicio de todos
La filosofía del trabajo del LMA-EBAL tiene un carácter abierto y, francamente, de expansión. Gutiérrez dice: “No queremos limitarnos, incorporamos tecnología e investigamos con métodos alternativos y pretendemos que estos ensayos estén a disposición de las empresas que lo necesiten. Además, buscamos transferir conocimientos a otros laboratorios del país ya sean públicos o privados”.
“Si bien, en nuestro país, no existe legislación alguna al respecto son cada vez más los países, incluso limítrofes, que imponen restricciones comerciales a los productos testeados en animales, por lo cual consideramos que Argentina debe tener capacidad técnica y profesional para afrontar el nuevo escenario”, agrega la investigadora.
Un cambio social imparable
El principio de las Tres Erres o métodos alternativos a la experimentación animal fue enunciado en 1959 por dos científicos británicos, Russell y Burch. El concepto fue nuevamente puesto en la consideración de la opinión pública en 1975, por Peter Singer.
En Europa, la normativa tiene como absoluta prioridad el fomento e implantación de los enfoques alternativos ante la inquietud y las acciones que ciudadanos e investigadores manifestaron respecto al respeto por la vida, además de evitar el dolor y el sufrimiento de los animales que se usan con fines de investigación.
En Argentina si bien no existe legislación que lo regule, a nivel individual y social se perciben importantes cambios. Gutiérrez cuenta que desde el LMA-ELAB trabajan con el Comité de Ética y Bioética de la Facultad de Ciencias Veterinarias y resalta, además, que la Facultad de Derecho cuenta con una cátedra de Derecho Animal.
En cuanto a la formación de profesionales, Gutiérrez explica que “el uso de métodos alternativos está presente cada vez más en contenidos de materias de grado, donde hay herramientas. Además, he sido invitada por la Facultad de Ciencias Exactas y la UNLP a dictar clases en los posgrados que trabajan con animales. Finalmente, este año comenzaremos a brindar contenidos en la carrera de Bioterio de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA”.
La directora del LMA-ELAB se entusiasma: “Existe mucha conciencia en los más chiquitos y en los mismos alumnos de carreras de grado como Zoología que se negaban a usar animales en los prácticos. Muchos estudiantes, e incluso graduados, de Biología, cuando se enteran de nuestro trabajo, se comunican y/o nos visitan interesados en las metodologías que usamos”.
Respecto de lo que vendrá, Gutiérrez sostiene que: “Venimos en el camino que imaginábamos. La idea a futuro es seguir creciendo en la difusión del uso alternativo de animales, establecer el laboratorio como un centro de referencia y formación, además de consolidarnos como desarrolladores. Además, nos gustaría que en la Universidad se implemente esta temática como materia de grado”.
Acerca del LMA – EBAL
Creado en 2016, el Laboratorio cuenta con un espacio de 300 m2 dentro del Instituto de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA. Alberga laboratorios, un cuarto de cultivo y oficinas.
Los laboratorios centrales están equipados para realizar tareas de biología molecular, ensayos de opacidad en córnea bovina y ensayos de irritación por el método HET-CAM. En el cuarto de cultivo, de 30 m2, se llevan a cabo los ensayos de citotoxicidad, irritación ocular y fototoxicidad, y en un espacio colindante se halla la lámpara UV para la exposición de los cultivos celulares a la radiación ultravioleta.