Rebeca Cherep de Guber, precursora de la computación argentina

Rebeca Cherep y Manuel Sadosky junto a la computadora Clementina

Rebeca Cherep de Guber nació un 2 de junio de 1926, famosa entre quienes estudiaron matemáticas por su libro de análisis, coloquialmente conocido como “el Sadosky-Guber”. Pero pocos conocen lo importante que fue para el desarrollo de la computación y la informática de la Argentina.

Ya desde la escuela primaria se dio cuenta que lo suyo eran las matemáticas, lo que estudió en la Universidad Nacional de La Plata. Terminó su doctorado a la joven edad de 23 años, con una tesis excepcional sobre matemática teórica.

Durante años dio clases particulares, en especial de análisis matemático para estudiantes de ingeniería. Esto le dio las bases para su famoso libro Elementos de Cálculo Diferencial e Integral, con más de 20 ediciones, y que todavía hoy se sigue utilizando. Fue escrito en colaboración con su amigo y compañero Manuel Sadosky.

En 1956 comienza su carrera en la Universidad de Buenos Aires, como jefa de trabajos prácticos de Análisis I. Un año después, Sadosky, siendo vice decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, impulsó la creación del Instituto de Cálculo, que apuntaría a las matemáticas aplicadas a la sociedad. Instituto que hoy lleva el nombre de Rebeca Cherep de Guber, por la mismísima razón de que ella fue su motor y corazón.

Si bien ya formaba parte del instituto incluso cuando sólo era un plan, desde 1960 fue su secretaria técnica, es decir quien organizaba todos los proyectos de investigación. Justamente uno de los proyectos más importantes que coordinó fue la compra de la famosa Clementina, la primera computadora científica del país, que fue instalada en la UBA el 7 de diciembre de ese año, y comenzó a funcionar el 15 de mayo del año siguiente.

El grupo inicial que trabajó con la computadora Clementina estaba dirigido por Manuel Sadosky y Rebeca Cherep de Guber, y que también incluía a Cecilia Tuwjasz Berdichevsky, a Viola Eandi, a Alicia de Marval y a María Rosa Pistol de Pignotti. Se agregaría más tarde el matemático español Ernesto García Camarero.

“El primer trabajo que hicimos fue una muestra del censo nacional que llevó media hora de procesamiento. Cuando nos fuimos, tres años después, la computadora procesaba 24 horas, siete días a la semana, por la cantidad de proyectos que realizábamos”, contó Rebeca en una entrevista.

Todo ese ímpetu se chocaría contra la pared de la dictadura militar que derrocó al presidente constitucional Arturo Illia el 28 de junio de 1966. Esta se inició con una violenta represión en todos los ámbitos. Un triste ejemplo fue la Noche de los Bastones Largos, del 29 de julio de ese año.

El régimen dictatorial entró en cinco facultades en la Universidad de Buenos Aires, y reprimió salvajemente a estudiantes, docentes, y nodocentes. Casi la totalidad de los integrantes del Instituto de Cálculo, y de todos quienes operaban a Clementina, renunciaron a sus cargos.

Rebeca, junto a muchos de los que renunciaron al Instituto de Cálculo tras el golpe militar, fundaron Asesores Científico Técnicos. Primera empresa privada dedicada al desarrollo de programas de computación. Rebeca era la gerenta de la empresa, y se encargaba de las propuestas de trabajo.

Un ejemplo de lo que hacían fue sobre la creación de la avenida 9 de julio, para el que realizaron un estudio de factibilidad técnica, económica y financiera. Un proyecto que se valía de modelos matemáticos para cálculos de tránsito, estacionamiento, etc.

Tras el golpe militar de 1976 Rebeca tuvo que exiliarse del país en Venezuela. Allá continuó como asesora en temas de informática, y también coordinó el Departamento de Matemática de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela.

Tras la vuelta de la democracia en el país, Rebeca volvió e incluso ocupó un cargo en el nuevo gobierno en la Subsecretaría de Informática. Continuó trabajando en políticas públicas hasta los 80 años, para gobiernos de todos los colores políticos, siempre impulsando el desarrollo científico y tecnológico. Falleció a los 94, en 2020.

Reconstrucción de la computadora Clementina.

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